Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Política

2 de septiembre de 2025 a las 09:10

Soluciones para tiempos difíciles

La escena en el Senado, más que un debate político, se asemeja a una cantina de mala muerte en plena hora pico. Los empujones, los gritos, los insultos… ¿En serio a esto aspiramos como sociedad? ¿A este nivel de "representatividad" nos hemos resignado? Da vergüenza ajena, una profunda tristeza ver cómo quienes se supone deben velar por nuestros intereses se comportan como pandilleros peleando por un territorio. Y lo peor no termina ahí, porque el eco de la barbarie resuena en las redes sociales y en los medios de comunicación, amplificando la polarización y el odio. Nos encontramos en un círculo vicioso donde la violencia verbal y física se normaliza, se justifica incluso, dependiendo del color de la camiseta que uno vista.

Es indignante la instrumentalización del dolor y la victimización. Comparar una agresión física con una violación es no solo una falta de respeto a las víctimas de este terrible delito, sino una banalización del mismo. Es utilizar el sufrimiento ajeno para ganar puntos políticos, para alimentar el morbo de una audiencia sedienta de escándalo. De igual forma, escudarse en el mecanismo de protección para periodistas y defensores de derechos humanos cuando se es el agresor, es una burla al sistema, una afrenta a quienes realmente necesitan esa protección. Es un acto de cinismo que debería ser condenado con la misma vehemencia que la agresión misma.

Y mientras los protagonistas de este triste espectáculo se regodean en su propia inmundicia, los ciudadanos, los que pagamos sus sueldos, nos quedamos con un palmo de narices. Nos quedamos con la sensación de abandono, de frustración, de impotencia ante la degradación de la política. ¿Cómo podemos esperar soluciones a los problemas reales del país, a la pobreza, a la inseguridad, a la falta de oportunidades, cuando nuestros representantes están más preocupados por darse de golpes que por trabajar por el bien común?

Es urgente romper este ciclo. No podemos permitir que la polarización nos consuma, que el odio nos ciegue. Debemos exigir un comportamiento digno, respetuoso y responsable por parte de nuestros políticos. Debemos fomentar el diálogo constructivo, la búsqueda de consensos, la tolerancia a las ideas diferentes. El futuro del país depende de ello. No podemos seguir siendo espectadores pasivos de esta tragicomedia política. Tenemos que alzar la voz, exigir un cambio, construir un México mejor, un México donde la razón prevalezca sobre la violencia, donde el diálogo sustituya a los golpes.

La responsabilidad no es solo de los políticos, es también nuestra. Debemos informarnos, participar, exigir rendición de cuentas. Debemos promover la cultura de la paz, la educación en valores, el respeto a la diversidad. El camino no es fácil, pero es el único que nos llevará a un futuro digno para todos. No nos quedemos callados, no seamos cómplices de esta decadencia. El futuro está en nuestras manos.

Fuente: El Heraldo de México