
2 de septiembre de 2025 a las 19:35
Sheinbaum opina sobre el Poder Judicial
La anhelada transformación del Poder Judicial se palpa en el aire. La voz del pueblo, recogida en la reciente encuesta de El Heraldo de México, resuena con fuerza: 7 de cada 10 mexicanos anhelan una mejora sustancial, un cambio profundo que garantice una justicia más equitativa y accesible para todos. La impartición de justicia, ese pilar fundamental del Estado de Derecho, se erige como la principal demanda ciudadana. Y es que, como bien señala la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, el verdadero Estado de Derecho se construye sobre la base del cumplimiento irrestricto de las leyes, leyes diseñadas para el beneficio del pueblo, para la protección de la nación.
Durante demasiado tiempo, las leyes parecieron estar al servicio de unos pocos, alejadas de las necesidades y los anhelos de la mayoría. Hoy, asistimos a un proceso de recuperación, a una reivindicación de la soberanía popular a través de leyes que protegen los derechos del pueblo mexicano. Pero no basta con tener leyes justas; es imperativo que su aplicación sea pareja, que la balanza de la justicia no se incline ante el poder del dinero. La presidenta Sheinbaum Pardo lo ha expresado con claridad: la justicia no puede ser un privilegio reservado para quienes tienen los recursos para comprarla. Erradicar la corrupción en el Poder Judicial se convierte, entonces, en una tarea impostergable, en un paso fundamental para construir un país donde la justicia sea verdaderamente igual para todos.
La apertura simbólica de las puertas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación representa un hito en este camino hacia la transformación. Un gesto cargado de significado que rompe con la imagen de un Poder Judicial cerrado, inaccesible, reservado para una élite. Las puertas se abren, no solo físicamente, sino también metafóricamente, para dar paso a una nueva era, a una justicia más cercana al pueblo, más transparente, más democrática.
Este cambio de paradigma no se limita a la apertura física del máximo tribunal. Implica una profunda revisión de las prácticas, de los procedimientos, de la cultura misma del Poder Judicial. Se trata de construir una institución que inspire confianza, que garantice la imparcialidad y la equidad en cada uno de sus actos. Un Poder Judicial que esté a la altura de las demandas de la ciudadanía, que responda a las necesidades de un país que clama por justicia.
El camino hacia la consolidación de un Estado de Derecho pleno es largo y complejo, pero la voluntad política expresada por la presidenta Sheinbaum Pardo, sumada a la exigencia ciudadana de una justicia más justa, nos permite vislumbrar un futuro esperanzador. Un futuro en el que las leyes sean un instrumento para la construcción de una sociedad más equitativa, más inclusiva, más justa para todos los mexicanos. La apertura de las puertas de la Suprema Corte es solo el comienzo, un primer paso en un proceso de transformación que promete cambiar para siempre la relación entre el Poder Judicial y el pueblo al que sirve. Un proceso que, sin duda, marcará un antes y un después en la historia de la justicia en México.
Fuente: El Heraldo de México