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2 de septiembre de 2025 a las 06:00

Recupera tu felicidad después de los 18

La curva de la felicidad: un viaje en forma de "U" a lo largo de la vida

A menudo idealizamos la juventud como la cúspide de la felicidad, una época de despreocupación y optimismo desbordante. Sin embargo, un reciente estudio del National Bureau of Economic Research nos revela una realidad más compleja: el bienestar no sigue una trayectoria lineal, sino que dibuja una curiosa forma de "U" a lo largo de nuestra existencia. Este patrón, consistente en más de cien países, independientemente de la cultura, el nivel económico o el género, nos muestra que la felicidad experimenta un descenso gradual desde los 18 años, alcanzando su punto más bajo alrededor de los 47, para luego iniciar un ascenso sostenido a partir de los 50.

¿Qué ocurre en ese descenso hacia el valle de la "U"? La respuesta parece residir en las presiones inherentes a la vida adulta. Al abandonar la relativa seguridad de la juventud, nos enfrentamos a un cúmulo de nuevas responsabilidades: la exigencia del mundo laboral, la incertidumbre económica, la construcción de una familia, el cuidado de los hijos, el mantenimiento de relaciones significativas, todo ello contribuye a generar un estrés que erosiona gradualmente nuestra sensación de bienestar. Los sueños e ilusiones juveniles, a menudo confrontados con la dura realidad, pueden dar paso a la frustración y la desilusión. Esta etapa, que coincide con la mediana edad, suele estar marcada por la revisión de las metas alcanzadas (o no alcanzadas), y en muchos casos, por la necesidad de replantear el rumbo de nuestra vida.

El famoso concepto de la "crisis de la mediana edad", tan presente en el imaginario colectivo, no es sino el reflejo de este punto de inflexión en la curva de la felicidad. Pero, lejos de ser un callejón sin salida, esta etapa representa una oportunidad para la introspección y el crecimiento personal. Alrededor de los 50 años, comienza la escalada de la segunda mitad de la "U", un renacer impulsado por la madurez emocional y el reajuste de expectativas. Aprendemos a valorar las pequeñas cosas, a priorizar las experiencias sobre las posesiones materiales, a aceptar nuestras limitaciones y a celebrar nuestros logros, por modestos que parezcan. La sabiduría adquirida a lo largo de los años nos permite afrontar los desafíos con mayor serenidad y perspectiva, encontrando un nuevo sentido de propósito y satisfacción.

Este estudio nos ofrece una visión esperanzadora sobre el envejecimiento. La felicidad no es un bien reservado a la juventud, sino una experiencia dinámica que fluctúa a lo largo de la vida. Si bien el camino hacia la adultez puede estar sembrado de obstáculos y decepciones, también nos prepara para una etapa de mayor plenitud y sabiduría. La segunda mitad de la "U" nos invita a disfrutar de una felicidad más serena, consciente y profunda, basada en la aceptación, la gratitud y la conexión con lo verdaderamente importante. No se trata de perseguir la felicidad como un objetivo inalcanzable, sino de cultivarla en cada etapa de nuestra vida, aprendiendo de las experiencias y encontrando el equilibrio entre nuestras expectativas y la realidad. La "U" de la felicidad nos recuerda que el viaje, con sus altibajos, es tan importante como el destino. Y que la verdadera felicidad reside en la capacidad de apreciar cada momento, en la resiliencia ante la adversidad y en la constante búsqueda de crecimiento personal.

Fuente: El Heraldo de México