
2 de septiembre de 2025 a las 09:40
Magia y Acrobacias Bajo las Estrellas
La realidad política del país se asemeja a una tragicomedia, una obra teatral donde los momentos estelares son protagonizados por la corrupción y la frivolidad. El reciente informe de gobierno, un ritual anual que se antoja vacío de significado real, sirve como telón de fondo para este espectáculo grotesco. Si bien la presidenta Sheinbaum ha logrado navegar las turbulentas aguas internacionales, capeando incluso el temporal de un Trump desatado, el panorama nacional se presenta mucho más sombrío.
La autoproclamada "transformación" se desdibuja ante la evidencia de un partido gobernante sumido en la opulencia y el despilfarro. El hijo del expresidente, gastando sumas exorbitantes en lujos orientales mientras el pueblo mexicano enfrenta dificultades económicas, se convierte en un símbolo de la desconexión entre la élite política y la realidad cotidiana. La imagen se refuerza con diputados que ostentan sus riquezas sin pudor, desfilando con relojes y joyas que costarían el salario anual de muchos ciudadanos. Sus intentos de justificar estos excesos resultan tan torpes como los de un trapecista que pierde el equilibrio en plena función. La diputada, apodada "Dato Protegido", no solo exhibe una falta de sensibilidad alarmante, sino también un autoritarismo que contradice el discurso de la "Cuarta Transformación".
Y como en todo buen circo, no pueden faltar los payasos. La reciente ceremonia de los nuevos ministros, con sus rituales esotéricos y su "bastón de mando", se asemeja más a una parodia que a un acto de genuino respeto por las culturas indígenas. Es una burla disfrazada de inclusión, una performance vacía de contenido.
Pero el papel estelar, sin duda, lo desempeña Fernández Noroña, el payaso mayor de esta función. Su adquisición de una lujosa propiedad en terrenos comunales, financiada con un crédito cuyas condiciones se mantienen sospechosamente opacas, es el último acto de una tragicomedia de la corrupción. Sus mentiras reiteradas y su defensa descarada de sus privilegios son la prueba irrefutable de la hipocresía que permea la política nacional. La imagen del legislador, siempre envalentonado y agresivo, terminando en una riña, es la metáfora perfecta del estado actual del partido gobernante.
Mientras la presidenta habla de "momentos estelares", la realidad del país se debate entre la farsa y la indignación. El circo político continúa su función, con sus payasos, sus trapecistas y sus magos de la corrupción. Y el público, atónito y decepcionado, se pregunta cuándo terminará esta tragicomedia y cuándo comenzará la verdadera transformación. La esperanza, como una pequeña llama que se niega a extinguirse, reside en la capacidad del pueblo mexicano para exigir un cambio real, para desmontar el circo y construir un futuro digno y justo para todos.
Fuente: El Heraldo de México