La brutal agresión sufrida por Tomás Hidalgo, un joven padre de familia que luchaba por reflotar su vida tras perder su empleo, ha conmocionado a la sociedad argentina. Las imágenes del ataque, captadas por cámaras de seguridad, muestran la violencia desmedida e injustificada que este hombre tuvo que soportar. Hidalgo, quien se encontraba en el cruce de la ruta provisional 41 y Lugones en Baradero, intentaba colocar un cartel para promocionar su nuevo emprendimiento de herrería, un pequeño negocio con el que pretendía asegurar el sustento de sus tres hijos, dos de cuatro años y uno de siete. Lejos de encontrar apoyo y solidaridad, se topó con la intolerancia y la agresión del hijo del concejal Leonardo Bagalá, del partido Fuerza Patria.

Según el testimonio de la víctima, el agresor, Lucio Bagalá, lo confundió con un militante del partido La Libertad Avanza, interpretando erróneamente que el cartel que intentaba colocar era propaganda política. Sin mediar palabra, descendió de su vehículo y, tras una breve discusión, propinó un puñetazo en el rostro a Hidalgo, dejándolo inconsciente en el suelo. La fuerza del impacto le provocó una fractura de mandíbula, además de comprometer la salud de uno de sus ojos.

Desde la camilla del hospital, con el rostro visiblemente afectado por la golpiza, Hidalgo relató los hechos con voz entrecortada, aún conmocionado por la brutalidad del ataque. "Solo quería promocionar mi negocio, seguir adelante…", expresó con angustia, evidenciando la desesperación de un hombre que solo buscaba una salida honesta a su difícil situación. Sus palabras, cargadas de dolor e impotencia, resuenan como un llamado a la reflexión sobre la creciente polarización y la violencia política que se vive en el país.

La gravedad de las lesiones sufridas por Hidalgo requirió su traslado de urgencia al Hospital Municipal de Baradero, y posteriormente al Hospital de Vicente López para recibir atención especializada. Actualmente, se encuentra a la espera de una prótesis para su mandíbula, mientras las autoridades sociales evalúan su caso. La incertidumbre sobre su futuro y la preocupación por el bienestar de sus hijos se suman al trauma físico y psicológico que esta injusta agresión le ha causado.

Este lamentable incidente pone de manifiesto la fragilidad de la convivencia democrática y la necesidad urgente de frenar la escalada de violencia que se alimenta de la intolerancia y la desinformación. El caso de Tomás Hidalgo no es un hecho aislado, sino un síntoma preocupante de un clima social enrarecido, donde las diferencias políticas se convierten en justificación para la agresión y el atropello. Es fundamental que las autoridades actúen con contundencia para esclarecer los hechos, sancionar a los responsables y garantizar la seguridad de todos los ciudadanos, independientemente de sus ideas políticas. Asimismo, es imperativo que la sociedad en su conjunto rechace este tipo de actos violentos y promueva el diálogo y el respeto como pilares fundamentales de la convivencia pacífica.