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2 de septiembre de 2025 a las 10:55
Descubriendo los Secretos de Tecámac
En San Lucas Xolox, la reluciente modernidad del Tren Suburbano contrasta cruelmente con la árida realidad de sus vecinos. Mientras los vagones, símbolos del progreso prometido, se deslizan por las vías, la comunidad de Nopalitos, a escasos metros, lucha día a día contra la sed, la falta de agua potable, un derecho humano fundamental negado. No se trata de una simple escasez, sino de una compleja trama de corrupción que, según denuncias vecinales, hunde sus raíces en la administración anterior, encabezada por la hoy senadora Mariela Gutiérrez.
La sombra de la corrupción se extiende sobre Nopalitos como una larga sequía. Los vecinos señalan un patrón de adjudicaciones directas durante la gestión de Gutiérrez, beneficiando a una misma persona física con estrechos vínculos políticos con la exalcaldesa. La remodelación de la Casa de Cultura, la construcción del campo deportivo “La Tepetatera”, el colector de aguas residuales y, el más escandaloso, un proyecto hídrico financiado con una donación internacional de 7 millones de pesos, todos aterrizaron en las mismas manos, sin licitación, sin transparencia. Un insulto a la necesidad de la gente.
Este último proyecto, el del agua que nunca llegó, es la gota que derramó el vaso de la indignación. Se habla de triangulación de recursos, de un esquema diseñado para desviar el dinero destinado a saciar la sed de Nopalitos hacia los bolsillos de unos cuantos. Mientras tanto, las familias siguen comprando agua a precios exorbitantes, sacrificando otras necesidades básicas para poder hidratarse.
La actual alcaldesa, Rosa Yolanda Wong Romero, se encuentra en una encrucijada. Por un lado, la presión de asegurar el éxito del Tren Suburbano, un proyecto insignia de la 4T, y por el otro, el clamor de justicia de una comunidad abandonada a su suerte. La situación se complica aún más al tratarse de una herencia incómoda de su compañera de partido, una senadora con influencia política considerable. Es una batalla de facciones dentro de Morena que se libra en el terreno de la necesidad, con la gente de Tecámac como víctima.
La estación Xolox se perfila como un escenario de contrastes, un símbolo de la desigualdad. La modernidad sobre rieles frente a la precariedad bajo tierra. La geopolítica de la opacidad amenaza con eclipsar cualquier discurso de progreso. El silencio de las autoridades municipales ha obligado a los vecinos a alzar la voz en instancias estatales y federales, como la CODHEM, la PROFECO y la Secretaría de Bienestar. La crisis de agua en Nopalitos ha dejado de ser una problemática local para convertirse en un caso de derechos humanos y de cuestionable gobernanza.
He tenido acceso a documentación que sustenta las denuncias de desvío de recursos. Los papeles confirman que el dinero destinado a fortalecer la red hídrica del municipio fue desviado hacia proyectos que beneficiaron personal y económicamente a la senadora Gutiérrez. Un golpe bajo para la comunidad que confió en su liderazgo y que ahora paga las consecuencias de su ambición.
La alcaldesa Wong Romero tiene la obligación moral y política de investigar a fondo estas denuncias. Debe actuar con transparencia y firmeza, incluso si eso implica confrontar a una figura poderosa dentro de su partido. La lealtad debe estar con el pueblo, con quienes sufren la falta de agua, con quienes creyeron en la promesa de "primero los pobres". Es hora de demostrar con acciones, no con discursos, que la justicia y el bienestar de la gente están por encima de cualquier interés político.
Fuente: El Heraldo de México