
2 de septiembre de 2025 a las 05:55
Alerta Profeco: ¿Leche falsa?
La leche, un alimento fundamental en la dieta de millones de mexicanos, se encuentra en el centro de un debate crucial tras la publicación del estudio de la Profeco. No se trata simplemente de un análisis más, sino de una alerta que resuena en cada hogar: ¿estamos consumiendo realmente lo que creemos? La posibilidad de que productos que se presentan como leche sean en realidad imitaciones o combinados con grasa vegetal, encendió las alarmas y nos obliga a mirar con lupa lo que llevamos a nuestras mesas.
Imaginemos la escena: llegamos al supermercado, buscamos la leche para nuestros hijos, para el café de la mañana, para esa receta que tanto nos gusta. Confiados, elegimos un envase familiar, sin sospechar que podríamos estar adquiriendo un producto que no cumple con las expectativas nutricionales que asociamos a la leche. Este es el escenario que la Profeco busca evitar con su exhaustivo estudio.
Más de 6,460 evaluaciones, un despliegue técnico impresionante, para analizar 85 productos ultrapasteurizados. Leche entera, deslactosada, semidescremada… la variedad es amplia, pero la pregunta es la misma: ¿cumplen con lo que prometen? La Profeco no se limita a un simple análisis superficial, sino que profundiza en la composición, en el etiquetado, en la letra pequeña que muchas veces pasa desapercibida.
Y es precisamente en esa letra pequeña donde se esconden las claves. La diferencia entre “grasa butírica” – propia de la leche auténtica – y “grasa vegetal” puede parecer sutil, pero tiene implicaciones significativas en el valor nutricional del producto. No se trata de demonizar las grasas vegetales, sino de exigir transparencia y claridad. El consumidor tiene derecho a saber qué está comprando y a tomar decisiones informadas.
La NOM-155-SCFI-2012, ese conjunto de normas que a veces parece un lenguaje indescifrable, se convierte en nuestra aliada. Es la herramienta que nos permite comprender las reglas del juego, saber qué podemos esperar de un producto que se denomina “leche”. La Profeco, al invocar esta norma, nos recuerda que la ley está de nuestro lado y que existen parámetros que deben ser respetados.
El caso de LactiLac, señalado en el estudio, ilustra perfectamente la problemática. Una “bebida láctea con grasa vegetal ultrapasteurizada” que, según la Profeco, podría ser una imitación. La línea entre la denominación y la realidad se difumina, generando confusión en el consumidor. ¿Cómo podemos estar seguros de lo que compramos si las etiquetas nos despistan?
La respuesta, según la Profeco, está en nuestras manos. Debemos convertirnos en detectives de etiquetas, analizar con cuidado la información que nos brindan, buscar las palabras clave: “grasa butírica”, “proteínas”, “vitaminas A y D”. No se trata de una tarea sencilla, pero es fundamental para proteger nuestra salud y la de nuestras familias.
La leche no es un producto cualquiera. Es un alimento esencial, especialmente para los niños, y su calidad nutricional es crucial. La Profeco, con este estudio, nos invita a ser consumidores responsables, a exigir transparencia y a no conformarnos con imitaciones. La información es poder, y en este caso, el poder de elegir la verdadera leche.
Fuente: El Heraldo de México