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2 de septiembre de 2025 a las 09:25
¿Aislamiento o grandeza? El dilema de Trump
La geopolítica mundial se asemeja a un tablero de ajedrez cada vez más complejo, donde las piezas se mueven con una cautela tensa y las alianzas tradicionales se desdibujan. El unilateralismo imperante, impulsado por la administración Trump, parece estar tejiendo una red de rivalidades y resentimientos que podrían reconfigurar el equilibrio de poder global. La imagen de Xi Jinping, Vladimir Putin y Narendra Modi reunidos en Tianjin, China, es un símbolo potente de esta transformación. Tres gigantes, cada uno con sus propias ambiciones y agravios, encuentran un terreno común en su oposición a las políticas estadounidenses.
No se trata simplemente de una coincidencia. Las sanciones, los aranceles punitivos y la retórica agresiva han empujado a estas naciones a explorar nuevas alianzas y a cuestionar el liderazgo estadounidense. El peso económico de Estados Unidos, otrora una herramienta de persuasión, se ha convertido en un arma de doble filo, forjando un frente unido de adversarios que buscan un nuevo orden mundial, uno donde la cooperación y el respeto mutuo reemplacen la imposición y la amenaza.
La situación de la India es particularmente ilustrativa. Considerada un potencial contrapeso a la creciente influencia china, en lugar de ser cortejada con diplomacia, ha sido golpeada con aranceles, empujándola hacia los brazos de Rusia y China. Este tipo de acciones, lejos de aislar a los rivales de Estados Unidos, los fortalece, creando vínculos más sólidos y una oposición más cohesionada.
La negativa de Modi a responder las llamadas de Trump es un símbolo poderoso del descontento generado por la política exterior estadounidense. Prioridades geopolíticas de largo plazo, como contener la influencia china, se ven socavadas por decisiones comerciales cortoplacistas que alienan a potenciales aliados. La historia de tensiones fronterizas entre India y China parece haber quedado en segundo plano frente a la necesidad de responder a la presión económica ejercida por Washington.
La creación de bloques económicos como los BRICS, que ahora supera en tamaño al G7, es otra evidencia del cambio en el panorama global. Estas naciones, con economías en crecimiento y una visión multilateral del mundo, representan un desafío al orden establecido y a la hegemonía estadounidense.
Mientras Estados Unidos se aisla con su política de "America First", el resto del mundo se reorganiza. La pregunta es si esta nueva configuración global será más estable y justa, o si la falta de liderazgo estadounidense creará un vacío de poder que desembocará en mayor inestabilidad e incertidumbre. El tiempo, como siempre, tendrá la respuesta. Lo que sí es cierto es que el mundo está cambiando, y Estados Unidos corre el riesgo de quedarse atrás, atrapado en una visión anacrónica del poder y la influencia global. La diplomacia, la negociación y la cooperación son herramientas tan poderosas como las sanciones y las amenazas, y quizás sea el momento de recordarlo.
Fuente: El Heraldo de México