
2 de septiembre de 2025 a las 01:35
Tragedia en cascada: Última foto de senderista
La tragedia tiñó de gris las cristalinas aguas de la cascada en San Miguel, municipio de Cuautitlán de García Barragán, Jalisco. Un domingo que prometía aventura y contacto con la naturaleza se transformó en un escenario de luto y consternación. Un hombre de 32 años, originario de Manzanillo, Colima, perdió la vida en un instante, dejando tras de sí una fotografía que ahora se convierte en un doloroso recordatorio de la fragilidad de la vida.
La imagen, difundida por la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos Jalisco, lo muestra con vida, ajeno a la inminente tragedia. Un último suspiro de alegría antes del silencio eterno. Un testimonio mudo de la imprevisibilidad del destino. Su mirada, ahora congelada en el tiempo, nos interpela sobre la importancia de valorar cada momento, cada respiro, cada experiencia que la vida nos regala.
El domingo 31 de agosto, este hombre, amante del senderismo, se acercó a la orilla de la cascada, de aproximadamente 8 metros de altura. ¿Qué pensamientos cruzaron por su mente en ese instante? ¿La admiración por la belleza natural? ¿La emoción de la aventura? Nunca lo sabremos. Lo cierto es que, en un abrir y cerrar de ojos, la fuerza implacable del agua lo arrastró hacia las profundidades.
Testigos presenciales alertaron a las autoridades. De inmediato, personal de Protección Civil Municipal acudió al lugar. La situación, sin embargo, rebasaba sus capacidades. La profundidad de la cascada y la turbulencia del agua exigían la intervención de especialistas. Se solicitó el apoyo de la Comandancia Regional Cihuatlán, con oficiales especializados en Rescate Acuático. Comenzó entonces una angustiosa búsqueda contra reloj.
Las horas transcurrían y la esperanza se desvanecía con cada minuto. Los rescatistas, con una mezcla de profesionalismo y desesperación, se sumergían una y otra vez en las frías aguas. La búsqueda superficial no arrojaba resultados. Finalmente, a una profundidad aproximada de 3 metros, lo encontraron. Sin vida.
La noticia golpeó como un mazazo a la comunidad de San Miguel, en el Ejido de Ayotitlán. La alegría del domingo se transformó en un profundo dolor compartido. Un recordatorio de que la naturaleza, a pesar de su belleza, puede ser implacable.
Este lamentable suceso nos invita a reflexionar sobre la importancia de la precaución al realizar actividades al aire libre. La cercanía a cascadas y cuerpos de agua exige un respeto profundo y una conciencia plena de los riesgos. Informarse sobre las condiciones del lugar, seguir las indicaciones de las autoridades y evitar acercarse a zonas peligrosas son medidas fundamentales para prevenir tragedias como esta.
La última fotografía de este hombre, con vida, nos recuerda que la vida es un regalo precioso y efímero. Un regalo que debemos cuidar y valorar en cada instante. Un regalo que debemos compartir con responsabilidad y respeto, tanto por nosotros mismos como por la naturaleza que nos rodea.
Fuente: El Heraldo de México