
1 de septiembre de 2025 a las 19:10
Rituales ancestrales en Cuicuilco
El antiguo susurro del viento entre las pirámides de Cuicuilco se mezcla hoy con el peso de la justicia. En una ceremonia cargada de simbolismo, representantes de pueblos y comunidades indígenas, guardianes de la memoria ancestral de México, han llevado a cabo la purificación de los bastones de mando que serán entregados a los nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). No se trata simplemente de objetos, sino de la representación del poder, la responsabilidad y el compromiso con la justicia para todos los mexicanos. Un puente se ha tendido entre el pasado milenario y el presente, uniendo la sabiduría ancestral con la modernidad del sistema judicial.
Desde las primeras horas de este lunes, la zona arqueológica de Cuicuilco, testigo silencioso del paso de innumerables generaciones, ha sido el escenario de este ritual ancestral. Imaginen el amanecer pintando de colores vibrantes las piedras milenarias, mientras el humo del copal se eleva hacia el cielo, llevando consigo las plegarias por una justicia imparcial y equitativa. Este acto de consagración, a las faldas de una de las estructuras piramidales más antiguas de Mesoamérica, imbuye a los bastones de mando de una profunda significación, recordando a quienes los portarán la importancia de su labor en la construcción de un país más justo.
La ceremonia en Cuicuilco no es un evento aislado. Previamente, en el corazón de la Ciudad de México, en el majestuoso edificio de la Suprema Corte, ubicado en Pino Suárez 2, se llevó a cabo otro acto de purificación. Allí, en el epicentro del poder judicial, integrantes de diversas comunidades indígenas, depositarios de una rica tradición cultural y espiritual, condujeron un ritual que busca armonizar el ejercicio de la justicia con los principios de respeto, equilibrio y bien común, valores fundamentales en la cosmovisión de los pueblos originarios.
Este ritual marca un hito en la historia de la SCJN. La inclusión de la sabiduría ancestral en la ceremonia de toma de protesta de los nuevos ministros, incluyendo a Hugo Aguilar Ortiz y los otros ocho candidatos ganadores de las elecciones judiciales, representa un paso significativo hacia el reconocimiento y la valoración de la diversidad cultural de México. No se trata simplemente de un acto protocolario, sino de un compromiso con la construcción de un sistema judicial más incluyente, que refleje la pluralidad del país y que busque la justicia para todos, sin importar su origen o condición social.
La entrega de estos bastones de mando, purificados bajo el sol naciente en Cuicuilco y bendecidos por la sabiduría ancestral de los pueblos originarios, simboliza la esperanza de un futuro en el que la justicia se imparta con rectitud, imparcialidad y profundo respeto por los derechos de todos los mexicanos. Es un llamado a los nuevos ministros a ejercer su labor con la responsabilidad que conlleva portar un símbolo tan cargado de significado, un recordatorio constante de que la justicia debe ser el pilar sobre el cual se construye un México más justo, equitativo y próspero para todos. Es un momento histórico que nos invita a reflexionar sobre el camino recorrido y el futuro que deseamos construir.
Fuente: El Heraldo de México