
1 de septiembre de 2025 a las 09:50
Reforma Judicial: ¿Tarea titánica?
La toma de protesta de las y los nuevos ministros ante el Senado marca un hito en la historia del Poder Judicial mexicano. Más allá de la ceremonia simbólica, este acto inaugura una nueva era, cargada de retos y expectativas. La reforma judicial, con sus luces y sombras, ha reconfigurado el panorama jurídico del país. La modificación en la elección de juzgadores federales, la reducción del número de ministros en la Corte y la desaparición de las Salas, concentrando la toma de decisiones en el Pleno, son cambios trascendentales que exigen un análisis profundo y una actuación impecable por parte de los nuevos integrantes.
No podemos obviar el contexto en el que se produce esta renovación. La reforma, nacida de una controvertida iniciativa del anterior Presidente y aprobada sin el debido consenso, ha generado descontento y preocupación, tanto dentro como fuera del Poder Judicial. A esto se suma un proceso electoral cuestionado por su premura y deficiencias, lo que añade un elemento de fragilidad a la ya compleja situación.
En este escenario, la Suprema Corte tiene la imperiosa necesidad de legitimarse ante una sociedad dividida y escéptica. La defensa de la autonomía del Poder Judicial se convierte en una tarea fundamental, y cada sentencia emitida deberá ser un paso firme hacia una justicia más cercana a la ciudadanía, garantizando la protección de los derechos humanos frente a cualquier intento de autoritarismo.
La reorganización del Poder Judicial no será tarea fácil. Si bien los nuevos órganos de disciplina y administración cuentan con amplias facultades, la Suprema Corte mantiene su papel rector. El equilibrio de poderes será crucial para evitar que la disciplina se convierta en un instrumento de persecución y que la administración se vea permeada por intereses ajenos a la justicia.
En este proceso de transformación, no debemos olvidar el factor humano. Los miles de hombres y mujeres que conforman el Poder Judicial, desde los jueces de primera instancia hasta los magistrados de circuito, son el motor que impulsa el sistema. La carrera judicial, como pilar de la estabilidad y la profesionalización, requiere un proceso de sanación tras los embates sufridos. Es indispensable reconocer su valor y fortalecerla para garantizar la independencia e imparcialidad de los juzgadores.
Finalmente, la eficiencia del nuevo modelo dependerá en gran medida de la capacidad de la Suprema Corte para gestionar su carga de trabajo. La reducción del número de ministros y la concentración de asuntos en el Pleno podrían generar un cuello de botella si no se implementan estrategias adecuadas. El rediseño de procesos y la redistribución de tareas a través de acuerdos delegatorios son esenciales para que la Suprema Corte pueda funcionar como un verdadero Tribunal Constitucional, resolviendo los asuntos de su competencia con celeridad y eficacia. La tarea es monumental, pero la responsabilidad aún mayor. El futuro del Poder Judicial, y en gran medida el de la democracia mexicana, está en juego. La sociedad espera, observa y exige resultados.
Fuente: El Heraldo de México