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1 de septiembre de 2025 a las 09:35

Protege a tus niños, no los lastimes.

El regreso a clases siempre viene cargado de una mezcla de emociones. Por un lado, la ilusión de ver a nuestros hijos retomar la rutina, reencontrarse con sus amigos y sumergirse en el aprendizaje. Ese anhelo de verlos crecer, desarrollarse y convertirse en individuos plenos y capaces. Por otro lado, y lamentablemente, la creciente preocupación por el estado actual del sistema educativo en México. No podemos ignorar las cifras alarmantes que nos muestran un panorama desolador: los resultados de PISA, la cantidad de niños que, a pesar de poder descifrar letras, no comprenden lo que leen, y la terrible realidad del bullying, un problema que nos coloca en una posición vergonzosa a nivel mundial. ¿Cómo llegamos a este punto?

Es inevitable señalar la inestabilidad en la Secretaría de Educación Pública. El constante cambio de titulares, la falta de una visión a largo plazo y la utilización de la educación como plataforma política, han contribuido a la erosión del sistema. Se han implementado modelos educativos sin sustento científico, cargados de ideología y desconectados de las necesidades reales de nuestros niños. Modelos que, en lugar de impulsar el desarrollo integral, parecen obstaculizarlo. A esto se suma la falta de recursos, la precariedad en la infraestructura de muchas escuelas y la insuficiente capacitación del profesorado.

Pero, sin duda, lo más desgarrador son los casos de abuso sexual infantil que se han documentado en diversos planteles del país. La ODI ha alertado sobre esta terrible realidad, incluso señalando la producción de material pornográfico dentro de las escuelas. Esto no es solo una falla del sistema, es una traición a la confianza que depositamos en las instituciones encargadas de la formación de nuestros hijos. Ante esta situación, el miedo es una reacción natural, pero no podemos paralizarnos. Debemos convertir ese miedo en acción, en una fuerza que nos impulse a proteger a nuestros niños.

La clave está en la comunicación. Acerquémonos a nuestros hijos, sobrinos, alumnos. Hablemos con ellos, escuchémoslos. Fomentemos la lectura comprensiva, no solo la mecánica de descifrar palabras, sino la capacidad de analizar, interpretar y pensar críticamente. Reforcemos las bases matemáticas, no solo como un conjunto de fórmulas, sino como herramientas para comprender el mundo que nos rodea. Y, sobre todo, enseñémosles desde pequeños que su cuerpo es suyo, que nadie tiene derecho a tocarlos sin su consentimiento. Que pueden decir "no" sin miedo, que siempre encontrarán en nosotros un refugio seguro, un apoyo incondicional.

En mis redes sociales encontrarán un código QR que les dará acceso a material didáctico y pedagógico, producto de años de investigación. Herramientas para que padres, madres, docentes y cuidadores puedan abordar estos temas con los niños de una manera clara, sencilla y adecuada a su edad. Porque la educación no solo debe formar, sino también proteger. Y la protección de la infancia es una responsabilidad de todos. Si no defendemos su inocencia, ¿qué nos queda por defender? El futuro de nuestro país está en juego.

Fuente: El Heraldo de México