
1 de septiembre de 2025 a las 05:50
Policías detenidos en Acapulco con arsenal
La incertidumbre se cierne sobre el puerto de Acapulco tras la detención de cuatro individuos, presuntamente policías urbanos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), en la exclusiva zona Diamante. El incidente, ocurrido el 30 de agosto, ha generado una ola de interrogantes y preocupación entre la ciudadanía, que exige respuestas claras y contundentes por parte de las autoridades.
La secuencia de los hechos, reconstruida a partir de la información disponible, revela una escena inquietante. Una llamada al Centro de Control, Comando, Comunicación y Cómputo (C-5) alertaba sobre la presencia de hombres uniformados recibiendo una "costalilla" con aparentes armas largas en el cruce del bulevar de Las Naciones y el Viaducto Metlapil. La rápida respuesta de la Guardia Nacional permitió la interceptación de la patrulla PU-439 de la Policía Urbana, donde se confirmó la presencia de las armas. La falta de acreditación de las mismas en la licencia colectiva desencadenó la detención inmediata de los cuatro ocupantes del vehículo.
La identidad de los detenidos, revelada como Raúl B. Ch., Guillermo A.R.P., Anabor I. S. y Gulmaro M. L., añade una nueva capa de complejidad al caso. Se ha informado que al menos uno de ellos no pertenecía al cuerpo activo de la SSP, y que una de las armas incautadas correspondía a otro agente de la Policía Urbana. Esta revelación abre la puerta a especulaciones sobre posibles redes de tráfico de armas o complicidades internas dentro de la corporación policial.
La patrulla PU-439, muda testigo de los acontecimientos, permanece a las afueras de la delegación de la Fiscalía General de la República (FGR), a la espera del desenlace judicial. La imagen del vehículo oficial, custodiado por las autoridades federales, se ha convertido en un símbolo de la desconfianza y la fragilidad de la seguridad en el puerto.
La ciudadanía acapulqueña, cansada de la violencia y la inseguridad, exige una investigación exhaustiva y transparente que esclarezca los hechos y determine las responsabilidades correspondientes. ¿Se trata de un caso aislado o la punta del iceberg de una problemática más profunda dentro de la SSP? ¿Qué mecanismos de control existen para evitar la filtración de armas a manos de personas no autorizadas? ¿Qué medidas se tomarán para restaurar la confianza en las instituciones encargadas de velar por la seguridad de la población?
La resolución de este caso se convierte en una prueba de fuego para las autoridades. La respuesta que se dé a estas preguntas determinará no solo el futuro de los cuatro detenidos, sino también el rumbo de la seguridad en Acapulco. La sociedad espera, con justa razón, que se haga justicia y que se tomen las medidas necesarias para prevenir que hechos como este se repitan en el futuro. La transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para reconstruir la confianza y garantizar la paz y la tranquilidad que los ciudadanos merecen. Mientras tanto, la patrulla PU-439, aparcada frente a la FGR, se convierte en un recordatorio constante de la tarea pendiente.
Fuente: El Heraldo de México