
1 de septiembre de 2025 a las 12:10
Justicia: La demanda ciudadana.
La llegada de la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) marca un hito en la historia jurídica de México. Se abre una nueva era con la promesa de una justicia más dinámica, eficiente y, sobre todo, cercana a la ciudadanía. La ministra Yasmín Esquivel Mossa, parte integral de esta renovada Corte, ha enfatizado la importancia de la reconciliación entre la judicatura y la sociedad, un aspecto crucial que se había desdibujado en los últimos años. Esta reconciliación no se trata simplemente de un discurso, sino de una transformación profunda en la manera en que se imparte justicia, buscando siempre poner en el centro a la persona humana, su dignidad y sus derechos.
La elección de los nuevos ministros por voto popular añade un componente democrático sin precedentes, otorgándoles un "bono democrático" y un respaldo popular que les obliga a responder con aún mayor responsabilidad a las demandas de justicia de la ciudadanía. Este nuevo escenario exige a los juzgadores no solo resolver expedientes, sino transformar vidas, con criterios de vanguardia que impacten positivamente en la sociedad. Se busca una justicia de puertas abiertas, con jueces humanistas y sensibles a las necesidades de la población, alejados de la imagen distante y elitista que, lamentablemente, ha caracterizado a algunos sectores del Poder Judicial en el pasado.
Es innegable que la Corte saliente, presidida por la ministra Norma Piña, estuvo marcada por la controversia. La formación de un bloque opositor al gobierno federal generó un distanciamiento entre poderes que, en opinión de la ministra Esquivel Mossa, obstaculizó el avance de la justicia y la necesaria armonía entre las instituciones. Se cuestiona la habilidad de la ministra Piña para mantener la independencia judicial sin caer en la confrontación, y se critica su falta de estrategia para guiar al Poder Judicial, dejándolo, en palabras de Esquivel Mossa, "a la deriva".
La nueva Corte tiene ante sí la enorme tarea de corregir el rumbo y recuperar la confianza de la ciudadanía. Entre los retos inmediatos se encuentra la designación de los tres integrantes del Órgano de Administración Judicial (OAJ), un proceso en el que la honorabilidad, la capacidad y los antecedentes académicos deben ser los criterios primordiales. Asimismo, se deberán aprobar los acuerdos generales para el funcionamiento de la Corte, incluyendo la distribución de los aproximadamente 1,500 asuntos pendientes. Para agilizar el proceso, las ministras que continúan en la Corte, Loretta Ortiz, Lenia Batres y la propia Yasmín Esquivel Mossa, mantendrán los asuntos que ya tenían asignados, mientras que los nuevos ministros se repartirán equitativamente el resto de los casos.
La resolución del tema de la prisión preventiva oficiosa, un asunto de gran relevancia para el sistema de justicia mexicano, también está en la agenda de la nueva Corte. Los proyectos elaborados por los ministros salientes serán revisados por los nuevos integrantes, quienes decidirán si los presentan al Pleno o si elaboran nuevas propuestas. Además, se explorará la posibilidad de regresar asuntos a tribunales y juzgados de distrito para desahogar la carga de trabajo de la Corte, utilizando criterios preestablecidos y enfocándose en casos que realmente requieran la intervención del máximo tribunal. Se busca optimizar los recursos y la eficiencia del sistema, priorizando los casos de mayor trascendencia constitucional y dejando aquellos con criterios ya definidos a instancias inferiores. En definitiva, la nueva SCJN se presenta con la firme determinación de marcar un antes y un después en la impartición de justicia en México. El tiempo dirá si logran cumplir con las altas expectativas que se han generado.
Fuente: El Heraldo de México