
1 de septiembre de 2025 a las 18:40
Jara a la SCJN: ¡Responsabilidad!
Un nuevo viento sopla en los tribunales de México. La investidura de Hugo Aguilar Ortiz como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no es un mero cambio de guardia, sino el preludio de una transformación profunda, un terremoto en los cimientos mismos del Poder Judicial. El gobernador Salomón Jara Cruz, con la vehemencia que lo caracteriza, lo ha proclamado a los cuatro vientos: la justicia debe dejar de ser el feudo de unos pocos privilegiados para convertirse en el escudo protector de los derechos de todos los mexicanos.
Las palabras del gobernador Jara Cruz resonaron con fuerza en el ambiente, cargadas de una esperanza palpable. "Que su toga no sea nunca más un manto de impunidad, sino un uniforme de servicio", exclamó, dirigiéndose a los nuevos magistrados. Un llamado a la acción, una exhortación a despojarse de las viejas prácticas y abrazar una nueva ética judicial. La justicia, ese ideal tan a menudo mancillado, debe ser la brújula que guíe las decisiones de quienes portan la toga, no un instrumento para perpetuar desigualdades.
La llegada de Aguilar Ortiz a la presidencia de la SCJN se erige como un símbolo, un faro que ilumina el camino hacia un futuro más justo. Oaxaqueño de origen, su figura encarna la memoria de las luchas sociales, la voz de aquellos que durante décadas han clamado por un sistema judicial imparcial y accesible. Su nombramiento no es un hecho aislado, sino la culminación de un proceso de transformación impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, una reforma judicial que busca erradicar la corrupción y los privilegios que por tanto tiempo han corroído el sistema.
Desde Oaxaca, cuna de civilizaciones y corazón cultural de México, el gobernador Jara Cruz se ha comprometido a acompañar este nuevo capítulo en la vida democrática del país. Su presencia en el Primer Informe de Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum y en la instalación de la SCJN, junto con la celebración de una vibrante calenda, son testimonio de la importancia histórica de estos acontecimientos. No se trata simplemente de un cambio de liderazgo, sino de un cambio de paradigma.
La expectativa es enorme. La sociedad mexicana observa con atención, anhelando que esta renovación del Poder Judicial se traduzca en una justicia real, tangible, al alcance de todos. Que las palabras del gobernador Jara Cruz no se queden en el aire, sino que se conviertan en la base de un sistema judicial que proteja los derechos de los más vulnerables y garantice la igualdad ante la ley. La justicia, al fin, debe dejar de ser un privilegio para convertirse en un derecho. El camino es largo, pero la esperanza se renueva. El futuro del Poder Judicial está en juego, y con él, el futuro de México.
La calenda, esa festividad llena de color y tradición, se convierte en un símbolo de esta nueva era. Un baile de esperanza, un canto a la justicia que se anhela. Desde las calles de Oaxaca hasta los más altos tribunales, el mensaje es claro: la justicia debe ser para todos, sin excepción.
Fuente: El Heraldo de México