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1 de septiembre de 2025 a las 12:45

Isaac Hernández deslumbra en el Auditorio Nacional

La magia de la danza inundó el Auditorio Nacional una vez más. Isaac Hernández, el aclamado primer bailarín del American Ballet Theatre, regresó a casa para liderar la onceava edición de Despertares, un espectáculo que ha trascendido fronteras y se ha consolidado como un referente en el mundo del ballet. Desde el primer instante, la conexión con el público fue palpable. El grito unánime que resonó en el recinto al reconocer a Hernández en el escenario, marcó el inicio de una noche inolvidable, una velada donde la delicadeza de Giselle, interpretada junto a Jasmine Jimison del San Francisco Ballet, se fusionó con la fuerza y precisión que caracterizan al bailarín tapatío. Su Albretch, cargado de una profunda histrionía, no solo demostró su destreza técnica, sino también la madurez artística que le han otorgado los años de experiencia en los escenarios más importantes del mundo. La mirada final de Hernández, llena de emoción y sudor, reflejaba la entrega absoluta a su arte y la gratitud hacia un público que lo aclamaba con fervor.

Despertares no se limitó a la belleza clásica. El programa ofreció una diversidad de estilos que exploraron las posibilidades del movimiento. "It's on the One", con la energía expansiva del colectivo Ghetto Funk y la coreografía de Roché Apinsa y Ruben Chi, inyectó una dosis de funk y soul que contagió a la audiencia. La precisión y ligereza de la escuela neoyorquina volvieron a brillar con "La Tarantella" de Balanchine, a cargo de Tiler Peck y Roman Mejia del New York City Ballet. La solemnidad y elegancia de Rhapsody Pas de Deux, con Sae Eun Park y Germain Louvet de la Ópera de París, transportaron al público a un mundo de emociones intensas con la música de Rachmaninoff. La tensión contemporánea se hizo presente con Body and Soul, de Crystal Pite, interpretada por Marion Barbeau y Simon Le Borgne, una pieza sobria y fina que exploró las profundidades del movimiento con la música de Chopin, Owen Belton y Teddy Geiger.

La primera parte del programa culminó con un toque de dulzura y nostalgia gracias a Lil Buck y su "A Tribute to the King of Pop", una reinterpretación de los icónicos movimientos de Michael Jackson en diálogo con la música de Camille Saint-Saëns. Un homenaje que emocionó a los presentes y demostró la versatilidad del artista viral.

Desde su debut en 2011, Esteban Hernández ha sido una pieza clave en el éxito de Despertares. Su fuerza y arrojo se hicieron presentes una vez más en Le Corsaire Pas de Trois, junto a Ivana Bueno y Gabriele Frola, una adaptación de Anna-Marie Holmes que se convirtió en un espectáculo visual de las capacidades corporales. La elegancia regresó con Le Parc Pas de Deux, con Sae Eun Park y Roberto Bolle, una pieza que fusionó la música de Mozart con la coreografía de Angelin Preljocaj, uno de los artistas más destacados del siglo XX. La presencia de Park, una de las bailarinas más bellas de la escena internacional, elevó la pieza a un nivel de sublime belleza.

La noche continuó con estrenos mundiales como Asceta, una creación de Chey Jurado con música de Francesco Tristano, una obra que exploró el diálogo entre el movimiento y el sonido y que destacó la teatralidad y elasticidad del bailarín. El clásico Cascanueces, en la versión de Alexei Ratmansky e interpretado por Catherine Hurlin y Aran Bell, fue uno de los momentos más celebrados de la noche.

La joven Kayla Mak, del ABT II, conmovió al público con su interpretación de Ave María, coreografiada por Nick Meola, una pieza que sirvió de preámbulo para la obra de otro grande de la danza mundial: Forsythe. Blake Works I, con Nikisha Fogo e Isaac Hernández, presentó al director artístico de Despertares en una faceta contemporánea, explorando la intensidad rítmica de la música de James Blake. Esteban Hernández regresó al escenario con Five Tangos, de Hans Van Manen, un solo cargado de sensualidad, dinamismo y jovialidad que evidenció su evolución artística. Lil Buck volvió a escena con The Dying Swan, una apropiación personal con música de Michael Jackson y Mark Ronson, mientras que la alegría de Johann Strauss II inundó el auditorio con Voices of Spring, interpretada por Alina Cojocaru y Gabriele Frola.

El cierre, como en cada edición, estuvo a cargo de los hermanos Hernández con My Way, una coreografía de Stephan Toss con la inconfundible voz de Frank Sinatra, una pieza que sintetizó la magia de la noche. El gran finale reunió a todo el elenco en un despliegue de talento que dejó al público sin aliento. Isaac Hernández, ovacionado por un Auditorio Nacional que solo él y su elenco han logrado llenar de danza y ballet por una década, consolidó una vez más su legado como uno de los grandes artistas de nuestro tiempo.

Fuente: El Heraldo de México