
1 de septiembre de 2025 a las 06:55
Horror en Sonora: Familiares Abusan de Niñas
La sombra de la impunidad se cierne sobre la infancia. Un caso que estremece a la comunidad de San Miguel de Horcasitas, Sonora, ha salido a la luz, revelando la crueldad y el abuso infligido a dos pequeñas, de tan solo 5 y 9 años de edad. La Fiscalía General del Estado ha confirmado la captura de Ángel “N”, de 36 años, acusado de violar reiteradamente a las menores, quienes, para mayor consternación, forman parte de su propia familia. El peso de la traición familiar se suma al horror de los actos cometidos, dejando una profunda herida en la sociedad sonorense.
Las investigaciones apuntan a un escenario desgarrador. En la tranquilidad aparente de un hogar en la calle Ocho de Estación Pesqueira, se escondía un depredador. Ángel “N”, amparado en la confianza y el vínculo familiar, tejió una red de abusos que marcó para siempre la vida de las pequeñas. Con la menor de 5 años, los actos eróticos reiterados se convirtieron en una tortura silenciosa, un robo a la inocencia que ninguna condena podrá reparar. En el caso de la niña de 9 años, la violencia física se sumó al horror, agravando el delito de violación y dejando cicatrices imborrables en su cuerpo y alma. Imaginar el terror que estas niñas debieron experimentar nos conmueve hasta lo más profundo.
Julio de 2025 fue el último capítulo de esta pesadilla, pero el eco del sufrimiento resonará por mucho tiempo. La Fiscalía, tras recibir la denuncia, desplegó un operativo que culminó con la detención del presunto culpable. Ángel “N” ahora enfrenta la justicia y tendrá que responder por sus actos. La prisión preventiva justificada, dictada por el juez, busca garantizar la seguridad de las víctimas y asegurar la comparecencia del imputado. Sin embargo, la verdadera justicia reside en la reparación del daño causado a estas niñas, en brindarles el apoyo psicológico y emocional que necesitan para reconstruir sus vidas.
Este caso nos obliga a reflexionar sobre la vulnerabilidad de la infancia y la importancia de crear redes de protección sólidas. El silencio cómplice, el miedo a denunciar, solo perpetúan el ciclo de la violencia. Es necesario romper el silencio, educar en la prevención y estar alerta ante cualquier señal de abuso. La protección de nuestros niños es una responsabilidad colectiva, un compromiso ineludible para construir una sociedad más justa y segura. Debemos ser la voz de quienes no pueden hablar, el escudo que los proteja de la oscuridad. La justicia para estas pequeñas es un imperativo, un paso fundamental para sanar las heridas y comenzar el camino hacia la recuperación. El futuro de estas niñas depende de nuestra capacidad para brindarles el apoyo y la protección que merecen.
¿Qué medidas podemos implementar como sociedad para prevenir este tipo de tragedias? ¿Cómo podemos fortalecer las redes de apoyo a las víctimas de abuso sexual infantil? La respuesta a estas preguntas es crucial para construir un futuro donde la infancia sea sinónimo de seguridad y bienestar.
Fuente: El Heraldo de México