
1 de septiembre de 2025 a las 09:40
Freno a la extorsión: El Estado avanza
La sombra de la extorsión ha oscurecido la vida de México durante demasiado tiempo, un cáncer que corroe no solo la economía, sino también la confianza en el tejido social. Familias forzadas a pagar por su seguridad, comerciantes atrapados en una espiral de miedo, y un sentimiento generalizado de impotencia ante un delito que parecía inevitable. Pero el panorama está cambiando. El Plan Nacional contra la Extorsión, implementado en julio, no es una simple promesa electoral, sino una estrategia integral que ya está dando frutos y sembrando la semilla de la esperanza.
Los primeros resultados son alentadores, como un rayo de luz que penetra la oscuridad. No se trata solo de cifras, sino de historias de vida que comienzan a reescribirse. Familias que pueden dormir tranquilas, negocios que pueden operar sin el yugo de la extorsión, comunidades que recuperan la paz. Detrás de estos logros palpables, hay una maquinaria compleja que funciona con precisión: la sinergia entre la Guardia Nacional, la Fiscalía General, las Fuerzas Armadas, el Centro Nacional de Inteligencia y las policías, un frente unido contra un enemigo común. Esta coordinación no es casualidad, sino el resultado de una voluntad política firme y una estrategia meticulosamente planificada.
El caso del Estado de México, donde la Familia Michoacana ejercía un control asfixiante, es un ejemplo paradigmático del impacto del Plan. Operativos quirúrgicos, detenciones estratégicas de líderes criminales y la desarticulación de redes de extorsión han desmantelado el poder de este grupo delictivo, liberando a comunidades enteras del yugo del miedo. La contundencia de la respuesta gubernamental envía un mensaje claro: el Estado no cederá ante la presión del crimen organizado.
La iniciativa de la presidenta Claudia Sheinbaum de enviar al Congreso una Ley General contra la Extorsión no es solo un gesto simbólico, sino un paso fundamental para consolidar esta lucha. Al tipificar la extorsión como delito perseguible de oficio, se elimina la posibilidad de que las autoridades se desentiendan de su responsabilidad. Esta ley sentará las bases para una acción más eficaz y coordinada a nivel nacional, homogeneizando los criterios de investigación y persiguiendo a los extorsionadores con todo el peso de la ley.
Sin embargo, el mayor logro del Plan Nacional contra la Extorsión no se mide en estadísticas o detenciones, sino en la confianza recuperada. Las miles de llamadas al 089 son un testimonio elocuente de que la ciudadanía está perdiendo el miedo y volviendo a creer en las instituciones. Cada llamada representa una voz que se alza contra la injusticia, una denuncia que se convierte en acción, una esperanza renovada en un futuro libre de extorsión.
Este es solo el comienzo de una batalla que requiere constancia y determinación. El camino por recorrer es largo, pero los primeros pasos son firmes y esperanzadores. El Plan Nacional contra la Extorsión demuestra que, con voluntad política, coordinación institucional y la participación activa de la ciudadanía, es posible construir un México más seguro y justo. Un México donde la extorsión no sea la norma, sino una aberración del pasado. Un México donde las familias puedan vivir en paz y los negocios puedan prosperar sin el temor constante de la violencia. El mensaje es claro: la lucha contra la extorsión no es una tarea imposible, sino una responsabilidad compartida que nos exige a todos trabajar unidos para recuperar la tranquilidad y la seguridad que merecemos.
Fuente: El Heraldo de México