
1 de septiembre de 2025 a las 09:20
EEUU extradita narcos a México
La audacia de Donald Trump al insinuar injerencia, incluso una invasión militar, en México, mientras ignora el papel crucial que juegan sus propios ciudadanos en el narcotráfico, es simplemente indignante. México pone los muertos, las familias destrozadas, el tejido social desgarrado. Estados Unidos, por otro lado, aporta las armas, la insaciable demanda de drogas y una hipocresía lacerante. Es hora de que México deje de ser el paciente receptor de las críticas y las imposiciones, y comience a jugar sus propias cartas.
Recordemos el planteamiento de Marcelo Ebrard durante su gestión como canciller: la extradición de narcotraficantes estadounidenses. Una idea brillante, estratégicamente sólida, que lamentablemente quedó en el olvido por la política de "abrazos, no balazos". Si bien la diplomacia es esencial, la pasividad ante la agresión no lo es. El gobierno de Claudia Sheinbaum tiene la oportunidad, y la obligación, de desempolvar esa propuesta y ponerla en marcha.
La reciente declaración de culpabilidad de Ismael "El Mayo" Zambada ante una corte de Nueva York, seguida por la oportunista conferencia de prensa de Pam Bondi, donde se atribuyó el “éxito” a la administración Trump, es una muestra más de la manipulación mediática y la distorsión de la realidad. Mientras Bondi se pavoneaba ante las cámaras, el Departamento de Justicia, casi simultáneamente, anunciaba el desmantelamiento de una red de narcotráfico en Washington, una red compuesta, en gran parte, por ciudadanos estadounidenses.
Nueve norteamericanos. Nombres y apellidos anglosajones. Karim Davis, Tyler Johnson, Israel Davis, Alex Phan, Derel Gabelein, Aaron Knapp y John Hardman. No son fantasmas, no son nombres inventados. Son personas reales, de carne y hueso, que contribuyen activamente al flujo de drogas y violencia que asola a México. Son narcotraficantes, tan culpables como cualquier otro, y su lugar está tras las rejas.
La pregunta es: ¿por qué la narrativa oficial se centra en el Cártel de Sinaloa y no en los cárteles estadounidenses que operan con impunidad en su propio territorio? ¿Por qué no se habla de la responsabilidad de estos individuos en la crisis que tanto preocupa a la Casa Blanca? La respuesta es simple: conveniencia política. Es más fácil señalar con el dedo a México que confrontar los propios demonios.
Es hora de cambiar el juego. La extradición de estos individuos no solo sería un acto de justicia para las víctimas del narcotráfico en México, sino también una contundente respuesta a la arrogancia de Trump y su administración. Sería un mensaje claro: México no tolerará más la hipocresía. Exigimos reciprocidad. Si Estados Unidos quiere colaborar en la lucha contra el narcotráfico, que empiece por limpiar su propia casa.
El gobierno de Sheinbaum tiene la oportunidad de marcar un hito en la relación bilateral. La extradición de estos siete individuos sería el primer ladrillo en la construcción de una estrategia más justa y efectiva contra el narcotráfico. Un ladrillo que, con suerte, cimbrará los cimientos de la Casa Blanca y obligará a Estados Unidos a mirarse en el espejo.
Fuente: El Heraldo de México