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2 de septiembre de 2025 a las 02:20

Drama en el Xitle: Rescate a 50 metros de profundidad

La majestuosa silueta del Volcán Xitle, imponente guardián del sur de la Ciudad de México, fue escenario de un rescate dramático que puso a prueba la pericia y valentía de los cuerpos de emergencia. Un hombre, cuya identidad aún se desconoce, se precipitó al vacío desde una altura aproximada de 50 metros, aterrizando en el fondo del cráter. La noticia corrió como la pólvora, generando una ola de angustia y expectación entre los capitalinos.

Afortunadamente, la atenta mirada de los operadores del Centro de Comando y Control (C2) captó el incidente. En una carrera contra el tiempo, alertaron a las unidades de emergencia, movilizando al Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM). Imaginen la escena: las sirenas rompiendo el silencio de la tarde, los vehículos abriéndose paso entre el tráfico, la tensión palpable en los rostros de los rescatistas.

Al llegar al lugar, los uniformados se encontraron con un panorama desolador. El hombre, herido y con evidentes signos de dolor, clamaba por ayuda desde las profundidades del cráter. La situación era crítica, cada minuto contaba. Los paramédicos del ERUM, con la precisión y serenidad que caracteriza a estos héroes anónimos, descendieron rápidamente para evaluar al accidentado. El diagnóstico preliminar: policontundido, con la angustiante posibilidad de una lesión medular.

El rescate se convirtió en una verdadera hazaña. Los especialistas del ERUM, expertos en rescate alpino, inmovilizaron al lesionado con sumo cuidado, colocándolo en una camilla tipo sked, especialmente diseñada para este tipo de terrenos accidentados. Asegurado con arneses, comenzó el lento y peligroso ascenso. Cincuenta metros de altura, cincuenta metros de angustia, cincuenta metros de esperanza. Policías y paramédicos, unidos en un solo objetivo: salvar una vida.

La coordinación entre los equipos de rescate fue impecable. Con cuerdas y una precisión milimétrica, fueron ascendiendo lentamente, cargando al herido como si se tratara de un tesoro invaluable. Cada paso era un triunfo, cada metro ganado una victoria contra la adversidad. El terreno irregular, las piedras sueltas, el cansancio acumulado, nada los detuvo.

Finalmente, tras lo que pareció una eternidad, llegaron a la superficie. La tensión se disipó en un suspiro colectivo de alivio. Dentro de la ambulancia, los paramédicos estabilizaron al hombre, brindándole los primeros auxilios. Minutos después, la sirena volvió a sonar, esta vez anunciando el camino hacia la esperanza: el traslado a un hospital cercano, donde recibiría la atención médica especializada que necesitaba.

Este rescate nos recuerda la importancia de la labor incansable de nuestros cuerpos de emergencia, hombres y mujeres que arriesgan sus vidas a diario para proteger a la ciudadanía. También nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la necesidad de tomar precauciones al visitar lugares como el Volcán Xitle, un espacio de imponente belleza, pero también de riesgos latentes.

Fuente: El Heraldo de México