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1 de septiembre de 2025 a las 09:05

Descubre tu juez interior

La transformación del sistema judicial es un hecho palpable, una realidad que nos envuelve y de la cual usted, como nuevo juez en materia penal, forma parte integral. Esta nueva etapa conlleva una responsabilidad monumental: en sus manos reside la libertad, y por ende, la vida de las personas que se presenten ante su jurisdicción. La magnitud de esta tarea es abrumadora y exige una profunda reflexión sobre el rol que está a punto de desempeñar.

La comunidad jurídica observa con atención y cierta inquietud este proceso de cambio. No solo preocupa la falta de criterios claros y definidos en la aplicación de la reforma, sino también la posibilidad de que presiones políticas externas influyan en las decisiones judiciales. Es fundamental recordar, como bien señalaba Ferdinand Lassalle, que en un sistema democrático el poder judicial actúa como contrapeso al poder político. Romper este equilibrio implica un grave riesgo: la justicia se transforma en persecución y la imparcialidad cede terreno a la arbitrariedad.

Al presidir las audiencias iniciales, seguramente escuchará que el estándar probatorio es mínimo. No se deje engañar por esta aparente simplicidad. Vincular a proceso no es un mero trámite burocrático, sino una decisión con consecuencias trascendentales. Cada vinculación conlleva medidas cautelares que, en muchos casos, se traducen en prisión preventiva. Y la prisión preventiva, lejos de ser sinónimo de justicia, se convierte en la antesala de cárceles abarrotadas de personas que, a pesar de estar privadas de su libertad, aún se presumen inocentes. Sus decisiones no deben ser un instrumento más de un sistema que, por conveniencia política, fabrica culpables.

Ante la duda, la doctrina jurídica debe ser su guía y refugio. En ella encontrará las respuestas que ni la premura del día a día ni la presión mediática podrán ofrecerle. No improvise, no se deje llevar por la intuición. En cada resolución que emita está en juego la vida de una persona sometida al poder del Estado. La humildad debe ser su brújula, su compañera constante en el ejercicio de sus funciones. Recuerde que el pueblo, al menos en teoría, lo ha elegido para impartir justicia. No se aísle en un pedestal inaccesible, repitiendo los errores de un poder judicial anterior que, alejado de la ciudadanía, terminó perdiendo su confianza. La reforma fracasará si usted reproduce esos vicios.

La humildad también debe guiar su relación con sus colegas. Llegará a oficinas donde lo verán con recelo, quizás como un intruso, incluso como un enemigo. Acérquese a los trabajadores de base, dialogue con los proyectistas, escuche sus inquietudes y experiencias. No imponga, construya. El ego en la judicatura no solo lo perjudica a usted, sino que impacta directamente en las personas que dependen de una justicia pronta y expedita.

En sus manos recae la histórica tarea de demostrar que esta reforma no fue un error. Si la reforma fracasa, no será solo su fracaso, sino el fracaso de todos. No permita que los casos mediáticos se resuelvan bajo presiones externas ni que personas inocentes sean condenadas para alimentar discursos políticos. El riesgo es real y latente. En la comunidad periodística existe una creciente preocupación por las amenazas contra quienes informan y por las voces empresariales que celebran la reforma con la expectativa de que los jueces “estarán de su lado”. Ese es el germen de la corrupción, la semilla que puede envenenar el sistema antes incluso de que comience a funcionar. No sea parte de ese juego.

Le deseo éxito en esta enorme responsabilidad. No convierta los libros en meros adornos, en piezas de decoración. Recurra a la doctrina, a la jurisprudencia, a la teoría. Las decisiones que tome hoy serán, mañana, su carta de presentación ante la historia. Y de usted dependerá si esa historia lo recuerda como un juez parcial o como un verdadero juez de justicia.

Sobre la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, es justo reconocer los avances logrados en sus acuerdos. Destaca la apuesta por priorizar la libertad en aquellos casos donde la reparación del daño es una alternativa viable a la saturación de las cárceles. Es de esperar que pronto se concrete un acuerdo que instruya al Ministerio Público a iniciar investigaciones desde la presentación de la denuncia, eliminando trámites burocráticos como la ratificación, un requisito que no tiene fundamento legal y que se ha perpetuado por la fuerza de la costumbre. Felicitaciones a la Fiscal y su equipo: la justicia también se construye con pequeños cambios, con ajustes que, aunque parezcan insignificantes, tienen un impacto real en la vida de las personas.

Fuente: El Heraldo de México