
1 de septiembre de 2025 a las 09:55
¡Descubre el escándalo!
La caída del "diputado del pueblo" ha resonado con la fuerza de un trueno en la esfera política. Gerardo Fernández Noroña, quien por años se ha presentado como la voz de los desprotegidos, el azote de la corrupción y el adalid de la austeridad, se ve ahora envuelto en una trama que pone en entredicho todo su discurso. Más allá del bochornoso espectáculo con "Alito" Moreno, que ya de por sí dejó mal parado al diputado, es la opacidad en torno a su patrimonio lo que ha encendido las alarmas. La revelación de una casa en Tepoztlán, valuada en 12 millones de pesos, ha abierto la caja de Pandora.
No se trata simplemente de la propiedad en sí, sino de la incongruencia flagrante entre el estilo de vida del diputado y sus ingresos declarados. Un sueldo de legislador, por más generoso que sea, difícilmente justifica una residencia de ese calibre, viajes en primera clase a Europa, y vehículos de lujo. Las explicaciones ofrecidas por Noroña, lejos de aclarar el panorama, lo han oscurecido aún más. El argumento de los "donativos" a través de YouTube se desmorona ante las evidencias de posibles irregularidades y la prohibición legal de recibir tales contribuciones.
La madeja se enreda aún más cuando se analizan los detalles de la adquisición. Un préstamo de 12 millones de pesos sin especificar la fuente, el plazo ni la tasa de interés levanta serias sospechas. A esto se suma la posible sobrevaluación del terreno, la irregularidad de la propiedad comunal, la presunta invasión de una zona ecológica y la falta de registro en el catastro municipal. Cada nuevo dato añade una capa de opacidad a un asunto que exige transparencia absoluta.
La imagen del diputado austero, defensor de las causas populares, se desvanece ante la evidencia de un tren de vida propio de las élites que tanto critica. El discurso incendiario, las bravuconadas en el Congreso y las acusaciones constantes de corrupción contra sus adversarios pierden fuerza ante la incapacidad de explicar el origen de su propia riqueza.
Y mientras el escándalo por su patrimonio domina la conversación pública, vale la pena recordar la escasa productividad legislativa de Noroña. En una década como legislador, apenas 17 iniciativas presentadas y solo una aprobada. Un contraste abismal entre el ruido mediático que genera y su aporte real al trabajo parlamentario. El show, al parecer, ha sido su principal ocupación, mientras que la labor legislativa, aquella por la que recibe un sueldo pagado por los mexicanos, ha quedado relegada a un segundo plano. La pregunta que queda en el aire es: ¿seguirá el "diputado del pueblo" representando al pueblo o a sus propios intereses? El tiempo, y las investigaciones pertinentes, lo dirán.
Fuente: El Heraldo de México