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1 de septiembre de 2025 a las 12:45

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La emoción del Maratón de la Ciudad de México se vio empañada por un desafortunado incidente que dejó al descubierto la necesidad de mejoras en la organización y el respeto a los atletas paralímpicos. Francisco Sanclemente, de Colombia, y el mexicano Gonzalo Valdovinos, quienes lideraban la competencia en la categoría de silla de ruedas, vieron truncadas sus aspiraciones de victoria tras un aparatoso accidente. Un bache en el recorrido, poco antes de la mitad de la prueba, provocó la caída de Sanclemente y la posterior colisión con Valdovinos. Imaginen la escena: la velocidad, la adrenalina, la concentración absoluta en la carrera… y de pronto, el asfalto se convierte en un obstáculo inesperado. Un bache, un instante de desequilibrio, y el sueño de la victoria se desvanece entre el asfalto y el metal.

Las palabras de Valdovinos, recogidas por El Heraldo de México, reflejan la frustración y la impotencia del momento: "Tuvimos un golpe y los dos caímos. Ahí vi cómo los demás corredores nos superaron". A pesar del golpe, tanto físico como anímico, Valdovinos demostró una tenacidad admirable. "Yo sabía que venía a ganar y me volví a subir a la silla, logré alcanzarlos y terminé en el podio". Un tercer lugar que sabe a poco, que deja un sabor amargo en la boca, pero que también demuestra la garra y el espíritu indomable de un atleta que no se rinde ante la adversidad.

Pero la historia no termina ahí. Marco Caballero, quien obtuvo el segundo lugar en la misma categoría, alzó la voz para denunciar las deficiencias en la organización del evento. Sus palabras son un llamado de atención, una exigencia de respeto y consideración hacia los atletas paralímpicos: "Las autoridades deben revisar todo esto. Tiene que haber un compromiso muy grande de la organización, porque afortunadamente no pasó a mayores, pero pudo ocurrir una desgracia". Caballero no solo se preocupa por la seguridad de los competidores, sino también por el reconocimiento a su esfuerzo y dedicación. "Además, se deben mejorar los premios, porque somos atletas de élite", recalcó. Un reclamo justo y necesario, que pone en evidencia la desigualdad en el trato y la falta de reconocimiento al deporte paralímpico.

Más allá de este incidente, el Maratón de la Ciudad de México vibró con la energía de miles de corredores. El etíope Tadu Abate se coronó campeón en la categoría varonil, seguido por los kenianos Bernard Kipkorir y Edwin Kiptoo. En la rama femenil, la keniana Bekelech Gudeta se alzó con la victoria, seguida por la peruana Lizaida Magariño y Ruth Albert, de Baréin. Sus logros merecen ser celebrados, pero no deben eclipsar la necesidad de aprender de los errores y garantizar la seguridad y el respeto para todos los participantes, sin importar su categoría.

El incidente en la carrera de silla de ruedas debe servir como un catalizador para el cambio. Es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la inclusión y la igualdad en el deporte. Es un llamado a la acción para que las autoridades y los organizadores asuman su responsabilidad y garanticen que eventos de esta magnitud brinden las condiciones óptimas para todos los atletas. El deporte es una fiesta, una celebración del esfuerzo y la superación, y todos, sin excepción, merecen disfrutarla en igualdad de condiciones.

Fuente: El Heraldo de México