
31 de agosto de 2025 a las 04:25
Morena sin López Beltrán en San Lázaro
La aparente fractura en la cúpula de Morena se hace cada vez más evidente. La reciente plenaria del grupo parlamentario en la Cámara de Diputados, si bien contó con la presencia de la presidenta nacional, Luisa María Alcalde Luján, y sirvió como plataforma para reiterar la unidad y los objetivos legislativos prioritarios, como la reforma laboral y el ajuste al financiamiento de los partidos, estuvo marcada por la notoria ausencia del secretario de Organización. Este cargo, crucial para la cohesión interna y la articulación de las bases, se encuentra inexplicablemente ausente en momentos clave para el partido. ¿A qué se debe esta reiterada inasistencia? ¿Se trata de un simple desencuentro de agendas o hay algo más profundo que se oculta tras bambalinas?
La imagen de unidad que proyecta Morena hacia el exterior parece resquebrajarse ante la falta de participación de una figura tan relevante en su estructura interna. El silencio del partido al respecto alimenta las especulaciones y abre la puerta a interrogantes sobre la verdadera situación al interior del movimiento. ¿Existe una pugna de poder no declarada? ¿Hay discrepancias irreconciliables en cuanto a la dirección que debe tomar el partido? La falta de transparencia solo profundiza la incertidumbre y erosiona la confianza en un partido que se precia de su apertura y cercanía con la ciudadanía.
Mientras tanto, Luisa María Alcalde Luján, en un intento por mantener la cohesión de la bancada, evocó la experiencia del Pacto por México, calificándolo como un proceso "aterrador". Si bien reconoció los avances logrados en aquel entonces, sus palabras dejan entrever una clara diferenciación con el presente, un presente en el que, paradójicamente, las divisiones internas parecen ser el mayor desafío para Morena. La pregunta es: ¿Podrá el partido superar estas diferencias y mantener el rumbo trazado o se verá arrastrado por la discordia interna?
La presencia de otros miembros del Comité Ejecutivo Nacional, como Carolina Rangel, intenta compensar la ausencia del secretario de Organización, pero no logra disipar la sensación de que algo no marcha bien. La necesidad de "alinear" a los legisladores, como se planteó como objetivo de la plenaria, sugiere la existencia de discrepancias y la necesidad de unificar criterios. ¿Cuáles son esas discrepancias? ¿Qué resistencias se están encontrando dentro de la bancada? El hermetismo que rodea estas cuestiones solo alimenta la especulación y la desconfianza.
El próximo periodo ordinario de sesiones se presenta como un escenario crucial para Morena. La reforma laboral y el ajuste al financiamiento de los partidos son temas sensibles que requerirán de una bancada cohesionada y disciplinada para lograr su aprobación. Sin embargo, la sombra de la división interna planea sobre el partido, amenazando con obstaculizar su agenda legislativa. ¿Logrará Morena superar sus diferencias y presentar un frente unido ante los retos que se avecinan? El tiempo lo dirá. Mientras tanto, la ausencia del secretario de Organización continúa siendo un enigma que alimenta las interrogantes sobre el futuro del partido. La ciudadanía espera respuestas, transparencia y, sobre todo, que la unidad que Morena proclama se traduzca en acciones concretas.
Fuente: El Heraldo de México