La música, ese lenguaje universal que trasciende el tiempo y las edades, se convirtió en el hilo conductor de una tarde llena de emociones en Iztapalapa. La Sonora Santanera, leyenda viviente de la música tropical mexicana, hizo vibrar los corazones de cientos de adultos mayores en un festejo organizado por la alcaldía. No fueron solo las notas musicales las que llenaron el ambiente, sino la nostalgia, los recuerdos y la alegría de una generación que ha construido la historia de la demarcación, de la ciudad y del país.

Ver a esas parejas, ahora con el cabello plateado, mecerse al ritmo de "La Boa" o "Perfume de Gardenia", fue un recordatorio palpable del poder evocador de la música. Sus rostros, surcados por el tiempo, se iluminaban con cada canción, transportándolos a épocas de juventud, de bailes y de amores. Se podía sentir en el aire la energía revitalizante que emanaba de cada uno de ellos, demostrando que la edad es solo un número cuando el espíritu se mantiene joven.

Las palabras de la alcaldesa Aleida Alavez resonaron con fuerza entre los presentes. Su reconocimiento al papel fundamental de los adultos mayores, no solo dentro de sus familias, sino como pilares de la sociedad, fue un gesto de profunda gratitud y respeto. "Son ustedes el motor de la vida", afirmó, destacando la importancia de valorar su experiencia, sabiduría y las enseñanzas que transmiten a las nuevas generaciones.

El ambiente festivo se apoderó del andador Aldama, que se convirtió en una enorme pista de baile. Cada canción de la Sonora Santanera era recibida con entusiasmo y aplausos. "El Ladrón", "Corazón de Acero", "Luces de Nueva York"… cada melodía era un viaje al pasado, un recordatorio de momentos vividos, de historias de amor y desamor, de alegrías y tristezas que han forjado el carácter de estos hombres y mujeres.

Este concierto no fue solo un evento más, sino un homenaje a la vida, a la experiencia y a la alegría de vivir. Una muestra de que la música tiene el poder de unir generaciones y de mantener vivo el espíritu joven, sin importar la edad. Un recordatorio de que los adultos mayores son una parte fundamental de nuestra sociedad y que merecen todo nuestro respeto, cariño y admiración. La Sonora Santanera, con su ritmo contagioso, logró transformar una tarde cualquiera en una fiesta inolvidable para los corazones que aún laten al ritmo de la música y los recuerdos. Una fiesta que resonará en la memoria de Iztapalapa como un testimonio del amor y la gratitud hacia quienes han construido su historia.