El bullicio y el color inundan la calle de Mesones. El inconfundible aroma a papel recién impreso se mezcla con el murmullo de las familias que, apretadas entre los puestos, buscan el mejor precio para equipar a sus estudiantes. A pocos días del regreso a clases, este tradicional corredor del Centro Histórico se transforma en un hervidero de actividad, un auténtico mercado al aire libre donde la búsqueda del cuaderno perfecto o la mochila ideal se convierte en una aventura.

Las ofertas, anunciadas a viva voz por los comerciantes, compiten entre sí, atrayendo la atención de padres y madres que escudriñan cada detalle: el grosor de las hojas, la intensidad de los colores, la resistencia de las costuras. Se palpa la urgencia, el deseo de completar la lista de útiles antes del lunes, pero también la satisfacción de encontrar una ganga, un descuento que alivie el bolsillo en estos tiempos difíciles.

Doña Teresa, con las manos llenas de bolsas rebosantes de libretas, nos comparte su estrategia: "Aquí, comprando al mayoreo, sí se ahorra. En las tiendas grandes todo está mucho más caro". Su experiencia refleja la de muchas familias que encuentran en Mesones una alternativa para enfrentar el gasto que implica el regreso a clases.

Y es que, si bien la variedad y los precios competitivos son el principal atractivo de este mercado, este año la cuesta de enero se prolonga hasta septiembre. Muchos padres de familia, como Guillermo, quien recorre los puestos con mirada atenta, confiesan haber notado un incremento considerable en el costo de los útiles. “El presupuesto ya no alcanza como antes”, comenta con preocupación, mientras calcula mentalmente el gasto total. Su plan es regresar el martes, con la esperanza de encontrar descuentos adicionales en los productos que no se vendan durante el fin de semana.

Los comerciantes, por su parte, reconocen que este fin de semana es el punto álgido de sus ventas. Desde temprano, la calle se llena de clientes ansiosos por encontrar lo que necesitan. Saben que el domingo será el día de mayor afluencia, un último sprint antes del inicio de clases. Se preparan para largas jornadas, atendiendo con paciencia y ofreciendo consejos a quienes buscan la mejor opción para sus hijos.

La escena en Mesones es un reflejo de la realidad que viven miles de familias mexicanas. El regreso a clases, un momento de ilusión y nuevos comienzos, se ve empañado por la preocupación económica. El aumento en el precio de los útiles escolares, confirmado por la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), obliga a las familias a ajustar sus presupuestos, a buscar alternativas y a agudizar el ingenio para que la educación de sus hijos no se vea afectada. En la calle de Mesones, entre el regateo y la búsqueda de la mejor oferta, se libra una batalla silenciosa contra la inflación, una batalla en la que la educación es el premio mayor.