
30 de agosto de 2025 a las 09:15
Polarización al rojo vivo: Primer Informe
La sombra de la polarización se cierne sobre México, un fantasma que recorre el país desde los albores del nuevo milenio. Recordamos el episodio del 2006, cuando la entrega del informe presidencial se convirtió en un campo de batalla político, un presagio de la turbulencia que vendría. El PRD, en su vehemente oposición a Calderón, intentó incluso impedir su toma de posesión. La prudencia del PRI, preocupado por la gobernabilidad, fue la llave que abrió la puerta a una transición, aunque fuera entre gritos y empujones. Esa misma cautela les pavimentó el camino hacia el poder en los años siguientes.
La reforma constitucional que eliminó la obligación del presidente de presentar su informe en persona, aprobada tanto por el PRD, que consideraba a Calderón ilegítimo, como por el PAN, que buscaba proteger la figura presidencial, fue un parche, no una solución. La polarización, lejos de desaparecer, se enquistó.
Con la llegada de López Obrador, la división se agudizó. La oposición, debilitada por sucesivas derrotas electorales y una interpretación, a mi juicio, errónea de la ley, quedó relegada a un papel testimonial, incapaz de siquiera plantear una controversia constitucional. Morena capitalizó esta polarización, implementando reformas que, en la práctica, dificultan el acceso al poder de otros partidos.
Esta dinámica ha generado un clima de confrontación sin precedentes, un espectáculo lamentable de insultos y descalificaciones, como lo vimos recientemente con el senador Moreno y el diputado Noroña. Sin embargo, el contexto internacional introduce una variable crítica. La actitud injerencista y, me atrevo a decir, racista de Estados Unidos nos obliga a la unidad. En un momento en que el destino nacional está en juego, las disputas internas deben cesar.
El primer informe de gobierno de la presidenta Sheinbaum no marcará, en mi opinión, una ruptura con la línea de López Obrador. Quienes esperan una postura similar a la de Cárdenas frente a Calles se equivocan. La estrategia de debilitar a la oposición continuará, con el objetivo claro de mantener el poder.
En el ámbito social, la presidenta seguramente destacará los avances en la lucha contra la pobreza y la implementación del Plan México. Sin embargo, la democracia, tal como la conocíamos, parece desvanecerse tras las reformas aprobadas. La sombra de una democracia populista con tintes autoritarios se cierne sobre el país.
El tema crucial es la seguridad. Se avecina, previsiblemente, una alineación con la política antidrogas de Estados Unidos, como lo sugiere la próxima visita del senador Rubio. La firma de un acuerdo en materia de seguridad parece inminente.
El futuro de México se ve ensombrecido por una polarización absurda que el gobierno no parece dispuesto a detener. ¿Seremos capaces de superar nuestras diferencias y enfrentar unidos los desafíos que nos esperan? El tiempo, implacable, nos dará la respuesta.
Fuente: El Heraldo de México