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30 de agosto de 2025 a las 09:15

México: ¿Sin Rastros del Dinero de El Mayo?

La retórica triunfalista de la 4T vuelve a resonar, esta vez con la supuesta recuperación de los bienes de Ismael "El Mayo" Zambada. Nos pintan un escenario donde el dinero confiscado al capo regresará a México, llenando las arcas públicas y beneficiando al pueblo. Un cuento que ya hemos escuchado antes, un disco rayado que repite la misma melodía de promesas incumplidas. Recordemos el caso de "El Chapo" Guzmán: ¿dónde está el dinero que supuestamente se destinaría a las comunidades indígenas? Se esfumó, como se esfumarán los supuestos millones de Zambada. No se trata de pesimismo, sino de realismo.

El gobierno actual construye castillos en el aire, alimentando la ilusión de un botín que jamás llegará. ¿Por qué Estados Unidos, un país con un sistema judicial robusto y eficiente, entregaría un solo dólar a un gobierno que, a sus ojos, coquetea con la complicidad? La DEA, recordemos, ha señalado la profunda conexión entre el narcotráfico y las altas esferas del poder en México. La figura de García Luna no es un caso aislado, sino un síntoma de una enfermedad crónica. ¿Cómo pretenden que confíen en nosotros, cuando la sombra de la corrupción oscurece nuestras instituciones?

La narrativa oficial intenta tapar el sol con un dedo. Ismael Zambada operó impunemente durante décadas, tejiendo una red de sobornos que alcanzó los estratos más altos del aparato gubernamental. Ahora, ese mismo aparato, manchado por la corrupción, pretende reclamar el dinero del capo. Es una burla, un insulto a la inteligencia del pueblo mexicano. Imaginen la escena: los mismos funcionarios que posiblemente recibieron sobornos de Zambada, ahora con la cara lavada, exigiendo la devolución del dinero. Es un teatro del absurdo.

La 4T se especializa en la creación de espejismos. Conferencias de prensa, discursos grandilocuentes, promesas de transparencia… todo un montaje para distraer la atención de la realidad: el dinero no regresará. Se perderá en el laberinto burocrático, en los agujeros negros de la corrupción. Mientras tanto, el pueblo seguirá esperando, sumido en la pobreza y la desigualdad.

La pregunta fundamental es: ¿qué garantías puede ofrecer un gobierno que, a nivel internacional, es visto con recelo y desconfianza? Un gobierno cuyo sistema judicial, ahora bajo el control del ejecutivo, genera más dudas que certezas. La promesa de Claudia Sheinbaum es un canto de sirena, una ilusión que se desvanecerá con la misma rapidez con la que apareció.

La verdad, por dura que sea, es que en México el dinero fluye en una sola dirección: hacia las arcas del gobierno. Son nuestros impuestos los que alimentan la maquinaria estatal, y no sabemos cuánto de ese dinero proviene de actividades ilícitas. Mientras tanto, la justicia sigue siendo una quimera, una promesa vacía que se repite una y otra vez, sin que jamás se concrete. El pueblo, una vez más, se queda con las manos vacías.

Fuente: El Heraldo de México