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30 de agosto de 2025 a las 10:05

México: ¿Adiós a la fortuna de El Mayo?

La promesa del gobierno de la 4T de que el dinero confiscado a los grandes capos del narcotráfico, como "El Chapo" Guzmán y ahora "El Mayo" Zambada, regresará al pueblo mexicano, suena a un disco rayado, una melodía repetitiva que se escucha cada vez que se realiza una captura de alto perfil. Es un canto de sirena que seduce con la ilusión de justicia y prosperidad, pero que se estrella contra la dura realidad de un sistema judicial opaco y una relación con Estados Unidos marcada por la desconfianza. Nos dicen que esos millones, producto del crimen y el dolor, se destinarán a las comunidades indígenas, a programas sociales, a reconstruir el tejido social dañado por la violencia. Pero, ¿dónde está ese dinero? ¿Alguien lo ha visto? Seis años después de la extradición de Guzmán Loera, la promesa de AMLO de recuperar su fortuna se ha desvanecido en el aire, como un suspiro en el desierto. Y todo apunta a que con Zambada la historia se repetirá.

No se trata de falta de voluntad, argumentan, sino de un complejo proceso legal y de la reticencia del gobierno estadounidense a colaborar. Sin embargo, la verdad es mucho más cruda. ¿Por qué Washington entregaría un solo dólar a un gobierno al que percibe, con razón o sin ella, como cómplice del narcotráfico? Las sospechas de narcopolítica que rodean a la 4T, alimentadas por casos como el de García Luna y la evidente falta de resultados en el combate al crimen organizado, minan cualquier posibilidad de cooperación real. Mientras Estados Unidos persigue, captura y condena, México se limita a colocar sellos en casas vacías, mientras los verdaderos capos siguen operando impunemente, tejiendo sus redes de corrupción y violencia.

La narrativa oficial, en el caso de "El Mayo", roza lo grotesco. ¿Cómo podemos creer que un gobierno, cuyas entrañas están manchadas por décadas de sobornos del propio Zambada, ahora reclamará su fortuna decomisada? Es una burla, un insulto a la inteligencia del pueblo mexicano. La presidenta Sheinbaum, con su discurso solemne, intenta tapar el sol con un dedo, repitiendo el mantra de que "ese dinero es del pueblo". Organizarán conferencias, contratarán abogados, prometerán transparencia… un teatro político bien ensayado que culminará, como con Guzmán Loera, en la nada.

La 4T se alimenta de la retórica, de la creación de victorias ficticias. La persecución de capos, la captura de bienes, la justicia social… todo se reduce a titulares vacíos, a promesas incumplidas. El dinero nunca regresa, los culpables rara vez son procesados, y las promesas se acumulan como polvo en un rincón olvidado. Mientras tanto, el único que reparte dinero, proveniente de nuestros impuestos –y quién sabe si también del narco–, es el propio gobierno. Un gobierno que nos pide creer en un espejismo, en una fantasía que se desvanece con la misma rapidez con la que se pronuncia. La verdad duele, pero es ineludible: el dinero de "El Mayo", como el de "El Chapo", no lo veremos ni en pintura. Es otro capítulo en la tragicomedia de la lucha contra el narcotráfico en México, una obra donde la justicia es un personaje ausente y la impunidad el protagonista principal.

Fuente: El Heraldo de México