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30 de agosto de 2025 a las 19:20

Alerta Sísmica: ¿Dónde fue el epicentro hoy?

La tierra no ha dejado de temblar. Una inquietante madrugada del 30 de agosto nos recuerda la constante actividad sísmica que caracteriza a nuestro país. Trece sismos, como un pulso insistente del planeta, sacudieron la tranquilidad de las primeras horas, concentrándose principalmente en Guerrero y Jalisco. Si bien el sismo más fuerte alcanzó una magnitud de 4, la intensidad no fue suficiente para activar la alerta sísmica, dejando a muchos con la incertidumbre suspendida en el aire.

Este enjambre de movimientos telúricos se suma a la ya considerable cifra de 22,685 sismos registrados en lo que va del 2025, un número que nos confronta con la realidad geológica de México. De esta impresionante cantidad, la mayoría, 16,417, se han ubicado en el rango de magnitud entre 3 y 3.9, recordándonos que la tierra está en constante movimiento, aunque no siempre lo percibamos. Afortunadamente, solo dos eventos han superado la magnitud 6 este año, sin rebasar el 6.9, un dato que nos ofrece un respiro, pero no nos exime de la necesidad de estar preparados.

La alerta sísmica, esa voz estridente que nos anuncia la llegada inminente de un sismo potencialmente destructivo, no se activó en esta ocasión. El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX), con su compleja red de sensores y algoritmos, evalúa minuciosamente cada evento para determinar la necesidad de la alerta. La distancia al epicentro y la magnitud del sismo son los factores clave en esta ecuación. Un sismo a más de 350 km de distancia requiere una magnitud de 6 para activar la alerta; entre 350 y 250 km, la magnitud debe ser de 5; y si la distancia es menor a 250 km, la fuerza del sismo debe superar 5. En esta ocasión, la combinación de distancia y magnitud no alcanzó el umbral para despertar las sirenas, pero nos recuerda la importancia de comprender cómo funciona este sistema y qué factores determinan su activación.

Más allá de las cifras y los datos técnicos, estos eventos nos invitan a reflexionar sobre nuestra vulnerabilidad ante la fuerza de la naturaleza. ¿Estamos realmente preparados? ¿Conocemos las medidas de seguridad básicas? ¿Tenemos un plan familiar en caso de un sismo mayor? Estas preguntas, que a veces dejamos en el olvido, resuenan con fuerza en la madrugada, en el silencio que sigue al temblor.

El Servicio Sismológico Nacional, con su labor incansable de monitoreo y registro, nos proporciona la información necesaria para comprender la dinámica sísmica de nuestro país. Consultar sus reportes, informarnos sobre las zonas de mayor riesgo y participar en simulacros son acciones que nos empoderan y nos ayudan a construir una cultura de prevención. La tierra seguirá temblando, es una certeza. La clave está en estar informados, preparados y en convertir la prevención en un hábito cotidiano. No esperemos a que la alerta sísmica nos despierte; despertemos nosotros a la importancia de estar listos.

Fuente: El Heraldo de México