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6 de agosto de 2025 a las 08:40

¡Topo casi fatal! Policía héroe en NL.

La tarde del martes 5 de agosto quedará grabada en la memoria de Patricia Rodríguez Rodríguez, no como el día en que estuvo a punto de perder la vida, sino como el día en que la intervención oportuna y heroica de un oficial de la Policía Municipal de San Nicolás de los Garza le devolvió la posibilidad de seguir respirando, de seguir viviendo. Imaginen la escena: el tráfico habitual de la avenida Las Flores, el sol de las 14:10 horas, la cotidianidad de un martes cualquiera interrumpida por la desesperación de una mujer al borde de la asfixia. Patricia, de 58 años y residente de la colonia Miguel Alemán, se dirigía a llevar comida a su familia. Un simple antojo, unos totopos para acompañar el camino, se convirtieron en la pesadilla que casi le arrebata la vida. “Otras veces se me atora la comida, pero se me pasa”, relató Patricia al canal N+ de Monterrey, su voz aún con el temblor del recuerdo. Pero esta vez fue diferente. El totopo se alojó en su garganta, impidiéndole respirar. La angustia se apoderó de ella. Imaginen la impotencia: el aire que no llega, la visión que se nubla, la certeza de que algo terrible está sucediendo.

En su desesperación, Patricia intentó pedir auxilio. Hizo señas a un conductor de transporte de personal, quien, lamentablemente, no se detuvo. La angustia se intensificaba con cada segundo que pasaba. Otro vehículo particular pasó de largo. La esperanza comenzaba a desvanecerse. En ese instante, como un ángel guardián enviado por la providencia, apareció la patrulla 1542 de la Policía Municipal. Al volante, el oficial Rubén Rocha. Su mirada atenta captó las señales de auxilio de Patricia: las manos aferradas a su garganta, los brazos agitándose en un desesperado pedido de ayuda. Sin dudarlo un instante, el oficial Rocha descendió de la patrulla. Su entrenamiento, su preparación, su instinto de servicio, se activaron en una fracción de segundo. Reconoció los signos de un atragantamiento y actuó con la precisión y la rapidez que la situación demandaba. Aplicó la maniobra de Heimlich, esas compresiones abdominales justo debajo del diafragma, que tantas veces había practicado, y que en ese momento se convertían en la diferencia entre la vida y la muerte.

El totopo que obstruía las vías respiratorias de Patricia salió expulsado. El aire volvió a entrar en sus pulmones. La vida, que momentos antes parecía escaparse de sus manos, regresaba con la fuerza de un torrente. “Yo sentía que me estaba muriendo”, confesó Patricia, aún conmocionada por la experiencia. Pero la pesadilla había terminado. El oficial Rocha, tras estabilizarla, solicitó una ambulancia para que los paramédicos la atendieran en el lugar y descartaran cualquier complicación. La gratitud de Patricia no tenía límites. “Gracias a Dios lo puso en mi camino”, expresó, reconociendo la intervención divina en la oportuna aparición del oficial. Este acto heroico nos recuerda la importancia de la capacitación en primeros auxilios, una herramienta que puede salvar vidas en situaciones de emergencia. El oficial Rocha, con su valentía y profesionalismo, se convierte en un ejemplo a seguir, un recordatorio de que la vocación de servicio puede manifestarse en los momentos más inesperados y de la manera más extraordinaria. La historia de Patricia y el oficial Rocha es un testimonio de esperanza, una muestra de que incluso en los momentos más oscuros, la ayuda puede llegar de donde menos lo esperamos. Y es, sin duda, un recordatorio de la invaluable labor que realizan día a día los cuerpos de seguridad, velando por la seguridad y el bienestar de la comunidad.

Fuente: El Heraldo de México