
6 de agosto de 2025 a las 22:45
Sheinbaum ofrece apoyo a árbitra amenazada
El caso de la árbitra Katia Itzel García, tras el partido entre Rayados de Monterrey y Cincinnati, ha puesto en relieve una problemática persistente en el mundo del deporte: la discriminación de género. Las amenazas que recibió, lejos de ser un hecho aislado, representan la punta del iceberg de una cultura que a menudo juzga a las mujeres con estándares diferentes a los hombres, especialmente en roles tradicionalmente masculinos. Como destacó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, el camino de García para llegar a ser árbitra ha sido, sin duda, una "hazaña". Imaginemos el esfuerzo, la dedicación y la perseverancia que ha tenido que demostrar para alcanzar este nivel, superando barreras invisibles y prejuicios arraigados. En un mundo donde la competencia es feroz, las mujeres en el deporte se enfrentan a un desafío adicional: demostrar constantemente su valía, no solo por su capacidad profesional, sino también para romper estereotipos y abrir camino para las futuras generaciones.
La propuesta de la presidenta de contactar a García y ofrecerle apoyo es un gesto significativo que va más allá de la solidaridad. Representa un reconocimiento institucional a la lucha contra la discriminación y un mensaje claro a la sociedad: no toleraremos la violencia ni las amenazas contra las mujeres que se atreven a desafiar los roles tradicionales. Este tipo de acciones, además de proteger a la víctima, contribuyen a crear un ambiente más inclusivo y respetuoso en el deporte.
Es cierto que la afición mexicana es apasionada y exigente con los árbitros, independientemente de su género. Criticamos las decisiones, analizamos las jugadas, debatimos con fervor… Es parte de nuestra cultura futbolística. Sin embargo, existe una línea roja que no debemos cruzar: la crítica constructiva no puede transformarse en ataques personales basados en el género. Cuestionar la capacidad de una árbitra por el simple hecho de ser mujer es inaceptable y perpetúa una desigualdad histórica.
La trayectoria de Katia Itzel García, y de tantas otras mujeres en el arbitraje y en otros ámbitos del deporte, es un ejemplo de resiliencia y valentía. Son pioneras que abren brecha para las niñas y jóvenes que sueñan con un futuro en el que el talento y la dedicación sean los únicos criterios de evaluación. Reconocer sus logros, visibilizar las dificultades a las que se enfrentan y condenar enérgicamente cualquier forma de discriminación son pasos esenciales para construir una sociedad más justa e igualitaria. El deporte, como reflejo de la sociedad, tiene la responsabilidad de promover valores de respeto, inclusión y equidad. El caso de Katia Itzel García nos recuerda que aún queda mucho camino por recorrer, pero que con el compromiso de todos y todas, podemos construir un futuro donde el género no sea un obstáculo para alcanzar el éxito. Apoyar a las mujeres en el deporte es apoyar un futuro más equitativo para todos.
Fuente: El Heraldo de México