
7 de agosto de 2025 a las 00:40
Justicia para el Padre Marcelo: 20 años para "El Canelo"
La sombra de la tragedia aún se cierne sobre la comunidad chiapaneca. Casi un año ha transcurrido desde aquel fatídico día que marcó para siempre la vida de tantos: el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez. Un crimen que conmocionó a la sociedad, que clamaba justicia, que exigía respuestas. Hoy, a un paso de cumplirse el primer aniversario de su partida, un halo de esperanza, aunque teñido de dolor, ilumina el camino. La Fiscalía General de la República (FGR), tras meses de ardua investigación, ha dictado sentencia: 20 años de prisión para Edgar 'N', hallado culpable del homicidio calificado del padre Marcelo.
La noticia, difundida tras una audiencia celebrada este miércoles en el Centro de Justicia Penal Federal, ha resonado en todos los rincones del estado. Veinte años. Un número que intenta, de alguna manera, cuantificar la irreparable pérdida. Un número que, si bien no devolverá la vida al querido sacerdote, representa un paso firme en la búsqueda de la verdad y la justicia. Una sentencia que, aunque no borra el dolor, ofrece un atisbo de consuelo a una comunidad que aún llora su ausencia.
El padre Marcelo, recordado por su incansable labor social y su entrega incondicional a los más necesitados, dejó una huella imborrable en el corazón de Chiapas. Su compromiso con la justicia social, su lucha por los derechos humanos y su profunda fe lo convirtieron en un faro de esperanza para muchos. Su asesinato no solo truncó una vida valiosa, sino que también representó un ataque a los valores que defendía, a la paz y la armonía que buscaba construir.
La investigación, llevada a cabo por la FGR, ha sido compleja y minuciosa. Recopilar las pruebas, analizar los testimonios, reconstruir los hechos… un proceso largo y delicado que ha culminado en esta sentencia. Un trabajo que demuestra el compromiso de las autoridades con la justicia y el esclarecimiento de la verdad. Un mensaje claro a la sociedad: los crímenes no quedarán impunes.
Ahora, con la sentencia dictada, se abre un nuevo capítulo en esta dolorosa historia. Un capítulo que invita a la reflexión, a la reconstrucción y a la esperanza. La memoria del padre Marcelo seguirá viva en el corazón de quienes lo conocieron, en las comunidades que ayudó y en las obras que emprendió. Su legado, un testimonio de amor y servicio, continuará inspirando a las futuras generaciones.
Si bien el dolor persiste, la justicia, aunque tardía, ha llegado. Y con ella, la posibilidad de cerrar, al menos en parte, una herida profunda. El camino hacia la sanación es largo, pero con la verdad como estandarte y la justicia como guía, Chiapas podrá honrar la memoria del padre Marcelo y construir un futuro más justo y pacífico, el futuro que él siempre soñó. Un futuro donde la violencia no tenga cabida y donde el amor al prójimo sea la bandera que guíe nuestros pasos.
Fuente: El Heraldo de México