
26 de julio de 2025 a las 09:20
¿Sobrevivirás a la crisis?
Nos encontramos en un precipicio, tambaleándonos al borde de un abismo. ¿Es una crisis, un bache en el camino de la historia, o un apocalipsis, el fin de los tiempos tal como los conocemos? Javier Sicilia y Jacobo Dayán, en su obra "Crisis o apocalipsis. El mal en nuestro tiempo", no nos ofrecen respuestas fáciles, sino una conversación cruda y honesta, un diálogo que nos invita a mirar de frente la devastación que nos rodea. No se trata de un ensayo académico, sino de una reflexión profunda, un intercambio de ideas entre dos amigos que, con lucidez y valentía, diseccionan las ruinas de nuestro presente.
Coinciden, discrepan, condenan y se compadecen, tejiendo una red de pensamientos que nos atrapa desde la primera página. Su conversación, a ratos dolorosa, siempre resulta fascinante por la profundidad de su análisis y la sinceridad que emana de cada palabra. No rehúyen los temas incómodos, sino que los abrazan, los exploran, buscando comprender las raíces de la violencia que nos acecha y la desesperanza que amenaza con paralizarnos.
Desde la política hasta la ecología, pasando por la tecnología y la cultura, Sicilia y Dayán desmenuzan los escombros de un mundo en crisis. No se limitan a un diagnóstico local, aunque la realidad mexicana, con su crueldad particular, esté presente en cada línea. Su mirada abarca el planeta entero, buscando patrones, conexiones, una explicación a la catástrofe que nos envuelve.
Con una perspectiva histórica que recuerda a la "larga duración" de Braudel, conectan el presente con el pasado, trazando una línea que va desde Constantino I hasta Trump, desde los evangelios hasta la posverdad. No buscan escapar de la urgencia del presente, sino comprenderla en toda su complejidad, ubicándola en el contexto de la historia de la humanidad.
Pero "Crisis o apocalipsis" no es un simple lamento, una resignación ante la devastación. Es, más bien, una llamada a la acción, una invitación a “organizar el pesimismo”, como diría Walter Benjamin. No se trata de aferrarse a falsas esperanzas ni de sucumbir al nihilismo, sino de utilizar la lucidez que nace del desengaño para construir un nuevo sentido.
Sicilia y Dayán nos proponen convertir la desesperanza en una herramienta, en un motor de creación. Nos invitan a seguir conversando, a acompañarnos en la oscuridad, a resistir la tentación de dejarnos devorar por el abismo. En su terca y generosa conversación, encontramos una conmovedora voluntad de significar, de encontrar un propósito en medio del caos.
Su obra es una apuesta por la redención, una semilla de esperanza sembrada en un terreno árido. Nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros, la conversación, el intercambio de ideas, la búsqueda conjunta de sentido, puede ser un acto de resistencia, un faro que nos guíe hacia un futuro posible. Y en ese acto, en esa terca perseverancia, reside la posibilidad de un nuevo comienzo.
Fuente: El Heraldo de México