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24 de julio de 2025 a las 05:00

Zelensky, Trump y Putin: ¿Tregua en Ucrania?

La tensión se palpa en el aire. Un silencio denso, cargado de expectativas incumplidas, reina en los pasillos tras la tercera ronda de negociaciones entre Ucrania y Rusia. Estambul, testigo mudo de este nuevo intento de diálogo, ha visto cómo las esperanzas de un alto al fuego se desvanecen una vez más ante la inmovilidad de ambas partes. La presión internacional, liderada por un Donald Trump que agita la amenaza de sanciones económicas, parece no ser suficiente para acercar las posturas irreconciliables de Moscú y Kiev.

Si bien se ha logrado un acuerdo preliminar para el intercambio de prisioneros, un pequeño rayo de luz en medio de la tormenta, la cuestión central, el cese definitivo de las hostilidades, sigue en un punto muerto. La propuesta rusa, un documento que exige la retirada ucraniana de territorios que el Kremlin considera propios, suena más a imposición que a negociación. Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, nombres que resuenan como ecos de un conflicto que se enquista, se convierten en el principal obstáculo para la paz.

El llamado "memorando de paz" presentado por Moscú añade más leña al fuego. Un catálogo de exigencias que incluyen el cese de la movilización militar ucraniana, la interrupción de la recepción de armas occidentales, el levantamiento de la ley marcial y la convocatoria de elecciones anticipadas, se percibe desde Kiev como una afrenta, una exigencia de rendición en toda regla. La renuncia a la OTAN, la limitación del tamaño de las Fuerzas Armadas y el reconocimiento del ruso como idioma oficial completan un documento que parece diseñado para ser rechazado.

Mientras tanto, la imagen de la delegación ucraniana, una mezcla de trajes formales y uniformes militares, simboliza la dualidad de un país dividido entre la diplomacia y la guerra. La propuesta de una cumbre entre Zelenski y Putin antes de que finalice agosto, un anhelo de diálogo al más alto nivel, se estrella contra el muro de la negativa rusa. El Kremlin, con la voz de Dmitri Peskov, advierte de la dificultad de las conversaciones, previendo un camino empedrado de obstáculos.

El fantasma de la guerra planea sobre la mesa de negociaciones. Las palabras se cruzan como proyectiles, cargadas de reproches y acusaciones. La distancia entre las partes parece insalvable, un abismo que se agranda con cada declaración, con cada gesto. La comunidad internacional observa con preocupación, consciente de que el tiempo se agota. La amenaza de sanciones de Trump, un intento desesperado por forzar una tregua, pende como una espada de Damocles sobre un conflicto que amenaza con desestabilizar aún más el escenario global. ¿Será posible encontrar un camino hacia la paz o estamos condenados a presenciar una escalada de violencia? La respuesta, por ahora, se pierde en la incertidumbre.

Fuente: El Heraldo de México