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23 de julio de 2025 a las 17:30

El poder de la mirada fija: ¿qué significa?

Sostener una mirada puede resultar incómodo, incluso inquietante, para muchos. Esa sensación de ser observado, escrutado, especialmente si la mirada es fija y sin parpadeos, despierta en nosotros una serie de interrogantes. ¿Qué significa? ¿Qué intenta comunicarme esa persona? Afortunadamente, la psicología y la criminología nos ofrecen algunas claves para descifrar este complejo lenguaje no verbal.

Desde la psicología, sabemos que el contacto visual es fundamental en la comunicación humana. No solo intercambiamos emociones a través de la mirada, sino que también establecemos conexiones y jerarquías de conversación. Una mirada nos indica que nos están prestando atención, que nuestro mensaje está siendo recibido. Pero, ¿qué ocurre cuando esa mirada se vuelve intensa, prolongada, casi inmóvil?

En primer lugar, una mirada intensa y sin parpadeos puede significar una profunda concentración. La persona que nos mira de esta manera está absorbiendo cada palabra, cada gesto, analizando minuciosamente la información que le proporcionamos. Incluso, puede acompañarse de un ligero levantamiento de cejas, señal de interés y atención.

Sin embargo, esta misma mirada puede transformarse en una herramienta de intimidación. En situaciones de tensión o conflicto, una mirada fija y penetrante puede ser una forma de desafío, de demostrar dominio o incluso agresividad. Imaginen un enfrentamiento, una discusión acalorada: la mirada fija se convierte en un arma, un intento de desestabilizar al oponente.

Los criminólogos, expertos en el análisis del comportamiento humano en contextos delictivos, coinciden en esta interpretación. Una mirada fija y sin parpadeos, en un contexto de tensión, puede ser una señal de alerta, un indicio de una posible agresión. Es importante, por tanto, prestar atención al contexto, al lenguaje corporal que acompaña a la mirada, para poder interpretar correctamente su significado.

Pero no siempre una mirada fija tiene una connotación negativa. En ocasiones, puede simplemente indicar que la persona está absorta en sus pensamientos, ajena a lo que sucede a su alrededor. En estos casos, la mirada puede dirigirse al vacío o a un punto fijo, sin que exista una intención comunicativa.

Entonces, ¿cómo distinguir entre una mirada de interés, una mirada intimidatoria y una mirada ausente? La clave, como hemos visto, está en el contexto. Debemos observar el entorno, la situación, la relación que mantenemos con la persona que nos mira. Además, es importante prestar atención a otros signos de comunicación no verbal: la postura corporal, los gestos, las expresiones faciales. Una mirada fija acompañada de una sonrisa puede ser una señal de atracción, mientras que la misma mirada acompañada de un ceño fruncido puede indicar hostilidad.

En resumen, la mirada es una herramienta poderosa de comunicación, capaz de transmitir una amplia gama de emociones e intenciones. Aprender a interpretar correctamente este lenguaje no verbal es fundamental para desenvolvernos con éxito en nuestras interacciones sociales, tanto personales como profesionales. Observar, analizar, contextualizar: estas son las claves para descifrar el enigma de la mirada.

Fuente: El Heraldo de México