
23 de julio de 2025 a las 18:30
Dulces con veneno: Cae banda criminal
La sombra del narcotráfico se extiende y se adapta con perversa creatividad, encontrando nuevas y alarmantes formas de penetrar en la sociedad. En esta ocasión, la amenaza se disfraza de dulce tentación, dirigida a los más vulnerables: nuestros niños. La reciente detención de seis individuos en la alcaldía Venustiano Carranza, acusados de distribuir dulces adulterados con marihuana y cocaína a menores, destapa una realidad escalofriante que nos obliga a redoblar la vigilancia y a preguntarnos qué estamos haciendo mal como sociedad.
No se trata simplemente de la incautación de más de mil dosis de droga, sino de la perversión de la inocencia, de la utilización de golosinas, símbolos de alegría y niñez, para sembrar la adicción y la destrucción. Imaginen la escena: un niño, atraído por la promesa de un dulce sabor, consumiendo sin saberlo una sustancia que puede alterar para siempre el curso de su vida. Es una imagen que nos hiela la sangre y que debe servir como un llamado a la acción urgente.
La investigación, llevada a cabo por la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México, revela la existencia de una célula delictiva organizada, dedicada a la elaboración y distribución de estos "dulces envenenados". Los antecedentes penales de los detenidos, que incluyen robo, delitos contra la salud y encubrimiento, pintan un panorama aún más sombrío, mostrando la complejidad del entramado criminal que se esconde tras esta fachada azucarada.
La labor de los uniformados, que a través de vigilancia y seguimiento lograron interceptar a estos individuos, es encomiable. Sin embargo, la captura de estos seis hombres es solo la punta del iceberg. Debemos preguntarnos: ¿cuántas células operan de forma similar en otras alcaldías, en otras ciudades? ¿Cuántos niños han sido ya víctimas de esta práctica aberrante? ¿Qué medidas se están tomando para prevenir que este tipo de delitos se repitan?
La respuesta no puede ser simplemente reactiva. Necesitamos estrategias integrales que aborden el problema desde la raíz, que fortalezcan la educación en prevención de adicciones, que brinden alternativas de desarrollo a los jóvenes y que ataquen las redes de narcotráfico que operan impunemente en nuestras comunidades. La seguridad de nuestros hijos no puede depender únicamente de la acción policial; requiere un compromiso colectivo, una responsabilidad compartida por todos los actores de la sociedad.
La información detallada sobre la cantidad y tipo de droga incautada – mil 16 dosis de cocaína en polvo, 240 envoltorios de cocaína en piedra, 101 dosis y 625 gramos de marihuana, 14 cigarrillos de marihuana, 16 dulces con marihuana, un vapeador, dos molinos, siete sábanas y dos básculas grameras – nos muestra la magnitud del problema. No podemos ser indiferentes ante estas cifras, ante la evidencia de que el narcotráfico busca nuevas formas de infiltrarse en nuestras vidas, de corromper a las futuras generaciones.
Es momento de actuar, de dejar de lado la indiferencia y la apatía. La lucha contra el narcotráfico no es una batalla ajena, es una lucha por el futuro de nuestros hijos, por la salud de nuestra sociedad. Informémonos, involucrémonos, exijamos a las autoridades que tomen medidas contundentes. No permitamos que la dulzura de la infancia se convierta en la amargura de la adicción.
Fuente: El Heraldo de México