
23 de julio de 2025 a las 20:10
Bautizo y poder de "La Mataviejitas" en Santa Martha
La historia de Juana Barraza Samperio, "La Mataviejitas", continúa generando escalofríos y fascinación a partes iguales. Condenada a una pena histórica de 759 años, su nombre resuena en la memoria colectiva como uno de los casos criminales más impactantes de México. Más allá de la fría estadística de 17 asesinatos de mujeres de la tercera edad, su figura se ha transformado en una leyenda urbana, alimentada por los mitos y especulaciones que la rodean. ¿Cómo una exluchadora profesional se convirtió en una de las asesinas seriales más temidas del país?
El reciente testimonio de una exreclusa del Centro Femenil de Reinserción Social Santa Martha Acatitla, donde Barraza cumple su condena, arroja una nueva luz sobre la compleja personalidad de "La Mataviejitas". A través de su cuenta de Instagram, @reasdeturquesa, Fernanda, la exreclusa, compartió una fotografía inédita del bautizo de Barraza dentro del penal, un evento que revela la faceta religiosa de la asesina. Más allá de la imagen, Fernanda describe a una mujer imponente, de 1.85 metros de altura y complexión fornida, cuya presencia infunde respeto, pero no necesariamente miedo.
Su testimonio desvela una posible explicación a la motivación detrás de los crímenes: el trauma de una infancia marcada por el abuso y la pérdida. Según Fernanda, Barraza veía en sus víctimas el reflejo de su abuela, quien la vendió a un hombre por unas latas de cerveza. Este hombre abusó de ella, dejándola embarazada. La muerte de su primer hijo agravó su dolor y resentimiento, transformando su vida en una espiral de violencia. Las señoras con las que trabajaba, que la maltrataban, se convirtieron en el blanco de su furia contenida, una proyección de su propia historia de sufrimiento.
La imagen de Barraza cocinando para sus compañeras de prisión, vendiendo comida y participando en actividades religiosas, contrasta con la brutalidad de sus crímenes. Esta dualidad, entre la aparente normalidad y la oscuridad que la habita, alimenta el misterio y la fascinación que despierta su caso. ¿Es posible la redención para alguien que ha cometido actos tan atroces? ¿Puede la religión ofrecer consuelo a un alma atormentada por la culpa?
El testimonio de Fernanda no justifica los crímenes de Barraza, pero nos invita a reflexionar sobre las complejidades del comportamiento humano. La historia de "La Mataviejitas" es un recordatorio de que detrás de cada acto criminal hay una historia de dolor, trauma y circunstancias que, aunque no eximen de responsabilidad, nos permiten entender la génesis del mal. La fotografía de su bautizo, rodeada de otras mujeres, nos muestra una faceta inesperada de esta figura enigmática, una imagen que desafía nuestra percepción de la maldad y nos obliga a cuestionarnos la naturaleza misma del ser humano. ¿Es posible encontrar la luz en la oscuridad más profunda? El caso de Juana Barraza Samperio sigue abierto, no solo en los tribunales, sino también en la conciencia colectiva de un país que busca comprender las sombras que se esconden detrás de la máscara de la "Mataviejitas".
Fuente: El Heraldo de México