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13 de junio de 2025 a las 03:05

Piloto de Air India: Su última y desesperada llamada

La tragedia aérea que ha conmocionado a India y al mundo entero deja un rastro de devastación y un sinfín de interrogantes. La angustiosa llamada de auxilio del capitán Sabharwal, resonando en los oídos del mundo, pinta un cuadro desgarrador de los últimos segundos del vuelo AI171. "Mayday… sin empuje, perdiendo potencia, incapaz de elevarse", un grito desesperado que se convierte en el epitafio de cientos de vidas truncadas. Ocho mil doscientas horas de experiencia no fueron suficientes para evitar el desastre. La pericia del capitán y los esfuerzos del copiloto Kundar, con sus 1.100 horas de vuelo, se vieron superados por una fuerza invisible que en apenas 17 segundos los precipitó contra la tierra.

El testimonio del único sobreviviente, Viswashkumar Ramesh, aporta un escalofriante detalle a la tragedia: "un ruido fuerte" precedió al impacto. Un ruido que seguramente resonará en su memoria para siempre, un eco constante del horror vivido. A 120 metros de altitud, el imponente Boeing 787-8 Dreamliner, símbolo de la ingeniería moderna, se convirtió en una trampa mortal. La aparente falla en ambos motores desató una cacofonía de alarmas en la cabina, un preludio del caos inminente. Las imágenes que muestran al avión perdiendo altitud rápidamente son un puñal en el corazón de quienes buscan respuestas.

El impacto, una explosión de fuego y metal contra la residencia del BJ Medical College, transformó un día cualquiera en un escenario de pesadilla. Escombros esparcidos, humo asfixiante y el tren de aterrizaje incrustado en el comedor donde médicos y estudiantes disfrutaban de su almuerzo, pintan un cuadro dantesco. La ironía del destino: un lugar dedicado a salvar vidas, convertido en el epicentro de la muerte.

Las hipótesis sobre las causas del accidente se debaten entre el impacto de una bandada de pájaros, un flagelo recurrente en la zona del aeropuerto de Ahmedabad, y un posible error en la configuración de los flaps. La ausencia de humo en los motores, sin embargo, siembra dudas sobre la primera teoría. La segunda, que apunta a un fallo en estos elementos cruciales para la sustentación del avión durante el despegue, cobra fuerza en boca de expertos como Marco Chan y Terry Tozer. Los flaps, esas superficies móviles en las alas que permiten al avión alzarse en el aire, se convierten en el centro de la investigación. ¿Un error humano? ¿Un fallo mecánico? Las cajas negras, mudos testigos de la tragedia, guardan la clave para desentrañar el misterio.

El escenario apocalíptico que dejó el accidente es una imagen imborrable: la cola del avión sobresaliendo de un edificio como un macabro trofeo, un ala cercenada entre los escombros, cinco edificios envueltos en llamas alimentadas por las 90 toneladas de combustible que debían llevar al avión hasta Londres. El testimonio del médico Krishna, quien rescató a 15 estudiantes pero se encontró con "20 cuerpos quemados", es un crudo recordatorio de la magnitud de la tragedia. Mientras los investigadores internacionales analizan las cajas negras, el mundo espera con ansias las respuestas que puedan arrojar luz sobre este devastador accidente. La búsqueda de la verdad es un acto de justicia para las víctimas y una necesidad imperiosa para prevenir futuras tragedias. El vuelo AI171, convertido en un símbolo del dolor y la incertidumbre, nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de la seguridad en la aviación.

Fuente: El Heraldo de México