En Jalisco, una ola de cambio se aproxima en la forma en que concebimos la paternidad y la corresponsabilidad familiar. La diputada Valeria Ávila, del partido Hagamos, ha presentado una iniciativa que busca revolucionar la licencia de paternidad para los servidores públicos, extendiéndola de 15 a 60 días, un aumento significativo que busca equiparar, en la medida de lo posible, las responsabilidades del cuidado infantil entre madres y padres. Este no es simplemente un ajuste numérico, sino una declaración de intenciones: un compromiso por parte del estado de Jalisco para reconocer y valorar el rol fundamental del padre en los primeros meses de vida de un niño.

Imaginen la escena: un padre con la tranquilidad de acompañar a su pareja durante el posparto, no solo como apoyo emocional, sino también como un cuidador activo, aprendiendo las rutinas del bebé, fortaleciendo ese vínculo único e irremplazable desde el primer llanto, la primera sonrisa. Se trata de construir familias más sólidas, donde el cuidado no recaiga exclusivamente en la madre, sino que sea una tarea compartida, equitativa, enriquecedora para todos los miembros.

La ambición de esta iniciativa no se detiene en el ámbito público. Ávila reconoce la necesidad de una reforma a nivel federal en la Ley Federal del Trabajo para extender estos beneficios al sector privado. Aunque la meta ideal es igualar los 90 días de la licencia de maternidad, este primer paso de 60 días representa un avance sustancial, un precedente que sienta las bases para futuras ampliaciones. Se trata de un llamado a la acción, una invitación a las empresas a sumarse a esta transformación social, a comprender que la inversión en la paternidad responsable es una inversión en el futuro de sus empleados y de la sociedad en su conjunto.

Esta propuesta, que modifica el artículo 43 de la Ley de Servidores Públicos del Estado de Jalisco y sus Municipios, así como el Artículo 30 de la Ley Estatal para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, va más allá de la simple concesión de días libres. Se trata de un incentivo para que los hombres se involucren activamente en la crianza, desmantelando roles de género obsoletos y construyendo una sociedad más igualitaria desde la base familiar. No se trata solo de cambiar leyes, sino de cambiar mentalidades, de promover una cultura de corresponsabilidad donde el cuidado sea un valor compartido, una responsabilidad asumida con gusto y compromiso por ambos padres.

La diputada Ávila lo describe como un "paso fundamental del fomento de la paternidad responsable y la equidad de género en el hogar". Y es que, ¿qué mensaje más poderoso podemos enviar a las nuevas generaciones que el de una sociedad que valora por igual el rol de ambos padres en la crianza? Esta iniciativa no solo beneficia a las familias individualmente, sino que contribuye a la construcción de una sociedad más justa, más equitativa, donde el cuidado se entiende como una tarea colectiva, un pilar fundamental para el desarrollo integral de las personas. Es, sin duda, un paso en la dirección correcta, un paso hacia un futuro donde la paternidad responsable no sea la excepción, sino la norma.