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13 de junio de 2025 a las 09:35

¿AMLO vs. oposición?

La sombra del narcotráfico se extiende como una mancha oscura sobre la relación bilateral entre México y Estados Unidos, un legado espinoso que la administración de Claudia Sheinbaum ha recibido de manos de su predecesor. La tensión, palpable y creciente, se ha convertido en la desafortunada protagonista de un escenario geopolítico crucial para ambos países. No se trata de un problema nuevo, sino de la agudización de una herida que ha supurado durante años, alimentada por la desconfianza, las acusaciones y una lucha contra el crimen organizado que parece no encontrar su cauce.

La herencia de López Obrador en este ámbito es, sin duda, compleja. Sus decisiones, en particular durante la última etapa de su mandato, crearon una serie de frentes abiertos que han limitado el margen de maniobra del nuevo gobierno. La congelación del embajador en México, las exigencias de explicaciones y el aluvión de preguntas sin respuesta tras la captura de "El Mayo" Zambada son solo algunos ejemplos de las acciones que contribuyeron al deterioro de la relación bilateral.

A esta ya complicada situación se suman los prejuicios y diagnósticos del gobierno de Trump, que han exacerbado la tensión hasta niveles no vistos en décadas. Las redadas y detenciones de migrantes, los amagos arancelarios y los constantes rumores sobre los nexos de políticos con el crimen organizado conforman un panorama sombrío y preocupante.

Las sospechas, que han circulado durante algún tiempo, parecen estar cobrando fuerza. La publicación de información sobre investigaciones en Estados Unidos contra autoridades extranjeras, así como la divulgación del memorándum del Fiscal General adjunto solicitando la investigación de presuntos vínculos con cárteles, son indicios claros de que las acusaciones van más allá de simples rumores. Las evidencias, cada vez más contundentes, dibujan un escenario inquietante.

No se trata de un fenómeno repentino. Las declaraciones de figuras prominentes del gobierno de Trump, como Marco Rubio, quien acusó a López Obrador de "entregar partes del territorio a los cárteles", y las afirmaciones del vicepresidente JD Vance sobre un gobierno mexicano "petrificado" por el poder del narco, son un reflejo de la percepción que se tiene en Estados Unidos.

Claudia Sheinbaum se enfrenta a un desafío titánico. Recibe un país bañado en sangre, herencia del "sexenio de abrazos, no balazos", una estrategia que, según las críticas, ha resultado en un contubernio innegable con organizaciones criminales. La relación económica y comercial con Estados Unidos, vital para México, se encuentra en un estado crítico. Su gabinete se esfuerza por evitar un descarrilamiento total, pero la tarea es ardua y las presiones son inmensas.

La entrevista de Trump con The Spectator, en la que aseguró haber recomendado a la Fiscal General Pam Bondi investigar a políticos mexicanos por posibles nexos con el narcotráfico, añade un nuevo elemento de tensión. Sus palabras, pronunciadas justo después de la reunión del gabinete de seguridad de Sheinbaum con altos funcionarios estadounidenses, resuenan con fuerza y alimentan las sospechas.

Las piezas del rompecabezas se van uniendo, conformando una imagen preocupante. No debería haber lugar para la sorpresa, pues las señales han estado presentes durante mucho tiempo. La pregunta que queda en el aire es si la administración de Sheinbaum logrará revertir esta tendencia y reconstruir una relación bilateral que se encuentra al borde del precipicio. El futuro de México y su relación con Estados Unidos dependen, en gran medida, de la respuesta a este desafío.

Fuente: El Heraldo de México