Alejandra Capetillo, la joven modelo e influencer, hija de los reconocidos actores mexicanos Eduardo Capetillo y Biby Gaytán, nos ha acostumbrado a compartir fragmentos de su vida a través de las redes sociales. Desde sus aventuras viajeras hasta sus proyectos profesionales, Alejandra mantiene una conexión cercana con sus seguidores. Sin embargo, recientemente, una anécdota personal ha capturado la atención, revelando una faceta vulnerable y poco conocida de la joven: su lucha contra el sonambulismo.

Tras una romántica luna de miel junto a su esposo Nader Shoueiry, Alejandra regresó a España para retomar su agenda laboral. Un viaje a la paradisíaca isla de Mallorca para un evento de moda prometía ser una experiencia emocionante, pero la tranquilidad se vio interrumpida por un episodio de sonambulismo que dejó a su compañera de cuarto, Ema, con un susto imborrable.

A través de sus historias de Instagram, Alejandra narró con detalle lo sucedido, confesando que el sonambulismo ha sido una constante en su vida desde la infancia. Si bien la frecuencia de los episodios había disminuido con el tiempo, en Mallorca resurgió con fuerza. La influencer explicó que este trastorno se manifiesta únicamente cuando se encuentra en compañía de personas de extrema confianza, un detalle que revela la profunda seguridad que siente con su amiga Ema.

Lo más impactante de su relato fue la descripción de las alucinaciones que experimenta durante estos episodios. Alejandra describe ver hormigas, arañas e incluso personas dentro de la habitación, imágenes que, aunque irreales, le generan una gran angustia. Este tipo de alucinaciones, confirmadas por investigaciones médicas como un síntoma asociado al sonambulismo, añaden una capa de complejidad a la experiencia de Alejandra. Imaginen despertar en medio de la noche, en un estado de semi-conciencia, rodeados de figuras amenazantes que solo existen en la mente. Esa es la realidad que enfrenta Alejandra durante sus episodios de sonambulismo.

La escena en Mallorca fue particularmente intensa. Alejandra, en pleno episodio de sonambulismo, se levantó de la cama gritando, prácticamente encima de su amiga Ema. El susto fue mutuo, ambas gritaban presas del pánico. Aunque Alejandra no recuerda con claridad las imágenes que la perturbaron esa noche, la intensidad del episodio quedó grabada en su memoria y, sin duda, en la de Ema.

Tras el incidente, Alejandra explicó a su amiga la naturaleza de su trastorno, logrando calmarla y retomar la tranquilidad. Sin embargo, la experiencia dejó una huella profunda en ambas. Este relato no solo nos acerca a la vida personal de Alejandra Capetillo, sino que también nos invita a reflexionar sobre el sonambulismo, un trastorno del sueño más común de lo que pensamos. Alejandra, con valentía y transparencia, ha abierto una ventana a su mundo interior, compartiendo una experiencia vulnerable y generando conciencia sobre una condición que afecta a muchas personas. Su testimonio nos recuerda la importancia de la empatía y la comprensión hacia quienes viven con este tipo de trastornos. ¿Cuántos de nosotros hemos experimentado alguna vez una parasomnia, una pesadilla vívida o un sueño que nos deja con una sensación inquietante al despertar? La historia de Alejandra nos invita a hablar abiertamente sobre estas experiencias y a buscar información sobre las mismas, para entenderlas mejor y apoyar a quienes las viven.