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12 de junio de 2025 a las 11:45

Salva Nayarit: ¡Actúa ahora!

Un eco de indignación resuena en la comunidad cultural de Nayarit ante la inminente demolición del complejo Ciudad de las Artes en Tepic. La sombra de las excavadoras se cierne sobre un espacio que, aunque inconcluso, representa años de inversión y la promesa de un futuro vibrante para las artes. La Gaceta del Senado, haciéndose eco de este clamor, ha publicado una proposición que exhorta al gobierno estatal a detener la destrucción, un llamado a la razón que subraya la gravedad de la situación. No se trata solo de ladrillos y cemento, sino del desmantelamiento sistemático de un proyecto que prometía ser el corazón palpitante de la cultura nayarita.

La justificación para esta drástica medida, la construcción de un estadio de fútbol, deja un sabor amargo en la boca. ¿Es acaso el deporte un rival de la cultura? ¿Debe uno sacrificarse en el altar del otro? La inversión millonaria destinada al estadio contrasta cruelmente con el abandono que sufrió la Ciudad de las Artes, un recordatorio tangible de las prioridades a menudo distorsionadas de la administración pública. Mientras se destinan más de 300 millones de pesos a un espacio deportivo, se desechan los 50 millones ya invertidos en la infraestructura cultural, una inversión que, aunque inconclusa, podría haberse rescatado y potenciado.

La denuncia de los activistas, artistas y gestores culturales no se limita a la demolición en sí, sino a la forma en que se está llevando a cabo. La ausencia de permisos, la afectación a estudiantes y profesores de la Escuela de Música que aún operaba en el complejo, y el inminente impacto ecológico por la remoción de más de 200 árboles del parque colindante, pintan un panorama desolador. Se trata de una actuación que no solo ignora el valor de la cultura, sino que también atropella el derecho ciudadano al acceso a la misma, un derecho constitucional que, como bien señala José Manuel Hermosillo, del despacho Artículo 27, es obligación del Estado proteger y promover.

La imagen de artistas y gestores culturales haciendo guardia día y noche, intentando proteger con sus cuerpos lo que las autoridades destruyen con maquinaria pesada, es un símbolo poderoso de la resistencia ciudadana. Es la lucha desesperada por preservar un espacio que representa mucho más que un edificio: es la defensa de la identidad cultural, del acceso a la educación artística, del derecho a una ciudad que valore y promueva la expresión creativa. El amparo colectivo que se tramita es un rayo de esperanza en medio de la demolición, una apuesta legal por detener la destrucción y obligar a las autoridades a reconsiderar sus acciones.

El avance de la demolición, que ya alcanza un 70%, es una herida abierta en el corazón de la comunidad cultural. Cada pared derribada, cada instrumento musical desplazado, es un golpe a la esperanza de un futuro en el que la cultura ocupe el lugar que le corresponde. La pregunta que queda en el aire es: ¿se escuchará el clamor de la ciudadanía? ¿Se valorará el patrimonio cultural por encima de intereses económicos y políticos? El futuro de la Ciudad de las Artes, y en cierta medida, el futuro cultural de Nayarit, pende de un hilo.

Fuente: El Heraldo de México