La emoción se palpa en el aire. Un año, 365 días, un suspiro en el tiempo que nos separa del silbatazo inicial, del rugir de la multitud, del choque de botines contra el esférico. La Ciudad de México, vibrante corazón del país, ha dado el pistoletazo de salida a la cuenta regresiva para el Mundial 2026, una fiesta futbolera que promete ser inolvidable. Ayer, la avenida Reforma, testigo de innumerables momentos históricos, se vistió de gala para la revelación del reloj oficial, un imponente recordatorio de que el tiempo vuela y que la pasión del fútbol está a punto de desbordarse.

Clara Brugada, jefa de gobierno de la capital, encabezó la ceremonia, invitando a los aficionados a prepararse para una experiencia sin precedentes. No es para menos, pues esta será la tercera vez que México acoge la máxima competición del balompié, un honor que solo unos pocos países pueden presumir. Y en esta ocasión, la fiesta será aún más grande, con 48 selecciones luchando por la gloria, una cifra récord que augura un torneo lleno de emociones y sorpresas.

El Estadio Azteca, el Coloso de Santa Úrsula, escenario de leyendas, se prepara para vestir sus mejores galas. Félix Aguirre, director del ahora Estadio Banorte (Azteca), ha desvelado los detalles de una ambiciosa remodelación que transformará el mítico recinto en una joya arquitectónica y tecnológica. Con una inversión de tres mil millones de pesos, las mejoras no se limitan a lo estético, sino que buscan elevar la experiencia del aficionado a un nuevo nivel.

Imaginen dos mil metros cuadrados de pantallas LED, tanto dentro como fuera del estadio, transmitiendo cada detalle, cada gesto, cada gol con una nitidez impresionante. Imaginen una conexión a internet ultrarrápida gracias a mil 200 antenas de última generación que permitirán compartir la emoción del momento con el mundo entero. Imaginen un sistema de audio de vanguardia, con 340 bocinas que harán vibrar cada rincón del estadio con el rugido de la afición.

Pero más allá de la tecnología, la remodelación del Azteca busca preservar la esencia, la historia, la mística que lo han convertido en un icono del fútbol mundial. Se trata de una combinación perfecta entre modernidad y tradición, un equilibrio que permitirá a los aficionados disfrutar de un espectáculo de primer nivel sin perder la conexión con el pasado. Un aumento en la capacidad a 90 mil espectadores garantiza que más personas podrán ser testigos de la historia en primera persona.

"Estamos a únicamente 365 días", las palabras de Brugada resuenan con la fuerza de la ilusión. Un año para prepararnos, para soñar, para vibrar con la magia del fútbol. Un año para que México, una vez más, demuestre al mundo su pasión por este deporte, su capacidad de organización y su calidez como anfitrión. El Mundial 2026 está a la vuelta de la esquina, y la Ciudad de México se prepara para recibirlo con los brazos abiertos. La fiesta del fútbol está por comenzar, ¡y no te la puedes perder!