La tensión se palpa en el aire. El rugir de los cláxones se mezcla con el murmullo de las conversaciones, creando una cacofonía que refleja el caos que se vive esta mañana en la zona sur oriente de la capital potosina. Decenas de taxis concesionados, como una marea amarilla, han tomado la Carretera 57, colapsando una de las arterias viales más importantes de San Luis Potosí. El motivo de esta protesta, a menos de dos meses del inicio de la esperada Feria Nacional Potosina, es la creciente ola de "pirataje" y la proliferación de taxis por plataforma que, según los manifestantes, opera con la venia de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Gobierno del Estado.

La chispa que encendió la mecha de la indignación es, concretamente, la figura de la titular de dicha Secretaría, a quien los taxistas exigen su inmediata destitución. Acusan a la funcionaria de hacer oídos sordos a sus reclamos y de permitir una competencia desleal que amenaza su sustento. "Llevamos meses denunciando esta situación", comenta uno de los conductores, visiblemente afectado. "Nos prometieron soluciones, mesas de diálogo, pero todo ha sido en vano. Mientras tanto, vemos cómo nuestros ingresos se desploman día a día".

El contingente, que inició su recorrido en la parte baja del distribuidor vial Benito Juárez, ha avanzado lentamente, como un coloso de metal, por la lateral de la vía federal hasta la Terminal Terrestre Potosina. Posteriormente, tomaron los carriles centrales de la Carretera 57, generando un embotellamiento kilométrico que se extiende por toda la zona. La Policía Vial capitalina, desplegada en el lugar, ha implementado un operativo para intentar desviar el tráfico y mitigar el caos, pero la magnitud de la protesta ha superado su capacidad de respuesta. Miles de automovilistas se encuentran atrapados en la congestión, con la incertidumbre de cuándo podrán llegar a sus destinos.

El destino final de la manifestación es el Eje 140 de la Zona Industrial, en la salida a Querétaro, un punto estratégico que, sin duda, aumentará la presión sobre las autoridades. La elección de este lugar no es casual. Se busca visibilizar el problema a nivel nacional, impactando una de las principales vías de comunicación del país.

La pregunta que flota en el aire es: ¿escucharán las autoridades el clamor de estos trabajadores del volante? ¿Se abrirá un espacio de diálogo para encontrar soluciones que beneficien a todas las partes involucradas? La respuesta, por ahora, se pierde en el ruido de los cláxones y la incertidumbre de un futuro que, para los taxistas concesionados, se presenta cada vez más incierto. Mientras tanto, la ciudad, a las puertas de su fiesta más importante, se encuentra paralizada, rehen de un conflicto que pone de manifiesto la compleja problemática del transporte público en la era digital. La situación se mantiene en desarrollo y seguiremos informando puntualmente sobre los acontecimientos.