
Inicio > Noticias > Violencia de Género
13 de junio de 2025 a las 01:45
Novia graba agresión con cuchillo en NL
La historia de Ritha Noelhy López nos golpea con la crudeza de una realidad que, lamentablemente, se repite con demasiada frecuencia. Su valentía al denunciar públicamente la violencia sistemática que sufrió a manos de su expareja, José Francisco “N”, abre una ventana a la complejidad del ciclo de la violencia y a las dificultades que enfrentan las víctimas para obtener justicia. Más allá de los moretones y rasguños, las amenazas con un cuchillo y el encierro forzado, el daño psicológico infligido deja cicatrices profundas que no siempre son visibles al ojo externo. El video donde Ritha enfrenta a su agresor mientras este la amenaza con un cuchillo, apoyándolo sobre su estómago, es escalofriante. Ese "No te tengo miedo", pronunciado con la voz temblorosa pero firme, revela la fuerza interior de una mujer que se niega a ser silenciada, a pesar del terror que la invade. Es un grito desesperado por la supervivencia, una súplica silenciosa por ayuda en medio de una situación de extremo peligro.
La respuesta del agresor, "¿No me tienes miedo, wey’? Para ensartártelo", nos muestra el rostro brutal de la violencia machista, la amenaza explícita que busca someter y controlar a través del miedo. El hecho de que Ritha haya grabado estos episodios demuestra una lucidez admirable, una conciencia de la necesidad de documentar las agresiones para poder demostrar lo que estaba viviendo. Es una prueba irrefutable de la violencia ejercida, un testimonio que trasciende las palabras.
Es desgarrador escuchar a Ritha lamentarse en otra grabación: "Me hubiera ido desde la primera vez que me pegaste". Esta frase, cargada de dolor y arrepentimiento, refleja la trampa en la que caen muchas víctimas, atrapadas en un ciclo de violencia donde la esperanza de un cambio se mezcla con el miedo y la dependencia emocional. La pregunta de su agresor, "¿Te arrepientes de estar conmigo, entonces?", no es una muestra de arrepentimiento, sino una forma de manipulación, de culpabilizar a la víctima por la violencia que ella misma está sufriendo. La respuesta de Ritha, "Si te tengo que estar suplicando que no me pegues", es un grito de auxilio, una muestra de la desesperación que la consume. La confesión "No quiero dejarte de querer, pero las cosas que estás haciendo no están bien", refleja la complejidad de los vínculos afectivos en un contexto de violencia, donde el amor se confunde con la dependencia y el miedo a la soledad.
La denuncia pública de Ritha ha generado una ola de apoyo en redes sociales, pero también, lamentablemente, ha sido objeto de críticas y comentarios revictimizantes. Cuestionar a una víctima por no haber dejado a su agresor antes demuestra una profunda incomprensión del ciclo de la violencia y de las dificultades que enfrentan las mujeres para salir de estas situaciones. Es fundamental recordar que la culpa siempre recae en el agresor, nunca en la víctima. Ritha no solo ha tenido que enfrentar la violencia de su expareja, sino también el juicio de una sociedad que, a menudo, prefiere mirar hacia otro lado.
La frustración de Ritha al no ver su caso priorizado por la Fiscalía es un reflejo de las deficiencias del sistema en la atención a las víctimas de violencia de género. La falta de recursos, la burocracia y la revictimización que sufren las mujeres al denunciar son obstáculos que deben ser superados. La lucha de Ritha no solo es por su propia justicia, sino por la de todas las mujeres que han sufrido o sufren violencia. Su valentía al alzar la voz es un llamado a la sociedad y a las autoridades para que se tomen medidas efectivas para erradicar esta lacra.
Las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) sobre la incidencia de violencia familiar en Nuevo León y en el país son alarmantes. Estos números representan miles de historias de sufrimiento, de vidas destrozadas por la violencia. Es urgente que se implementen políticas públicas integrales que aborden la problemática desde la prevención, la atención a las víctimas y la sanción a los agresores. La historia de Ritha Noelhy López es un recordatorio de que la violencia de género es una realidad que nos afecta a todos y que requiere de un compromiso colectivo para erradicarla. No podemos seguir permitiendo que "no quede como una carpeta más".
Fuente: El Heraldo de México