La situación migratoria en Estados Unidos ha generado una ola de reacciones, especialmente tras las recientes redadas en Los Ángeles. La voz del Obispo Eugenio Lira de Matamoros, responsable de la Dimensión Episcopal de Pastoral de Movilidad Humana, resuena con fuerza, clamando por la justicia y la comprensión en medio de la complejidad del fenómeno migratorio. Su llamado a la distinción entre la generalidad de los migrantes indocumentados, que contribuyen positivamente a la sociedad, y aquellos que cometen actos delictivos, es crucial para evitar la estigmatización y la discriminación.

No podemos caer en la trampa de la generalización, advierte el Obispo Lira. Es un error asumir que todos los migrantes indocumentados son delincuentes. La realidad es mucho más rica y matizada. Miles de hombres y mujeres cruzan las fronteras buscando una vida mejor, con la esperanza de un futuro digno para ellos y sus familias. Trabajan arduamente, respetan las leyes del país que los acoge y contribuyen significativamente a la economía, tanto local como de sus países de origen, a través de las remesas que envían a sus seres queridos.

El Obispo Lira, en contacto directo con el Arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, y con Mark Seitz, encargado del tema migratorio en la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, coincide en la necesidad de un enfoque humano y compasivo. La postura de la Iglesia, iluminada por la Palabra de Dios, es clara: la solidaridad con el forastero, el reconocimiento de su dignidad inherente y la búsqueda del bien común para todos, sin importar su origen o estatus migratorio.

Desde el Libro de los Números, donde Dios mismo exhorta a no hacer diferencia entre el extranjero y los ciudadanos, hasta las palabras de San Agustín y el Papa León XIV, la tradición cristiana nos invita a la acogida y al apoyo mutuo. El Papa Francisco, con su visión poliédrica de la realidad, nos recuerda la importancia del diálogo y la colaboración entre diferentes actores: autoridades, organizaciones civiles, la Iglesia y la ciudadanía en general. Solo a través de la escucha atenta y la comprensión mutua podremos encontrar soluciones justas y efectivas a la problemática migratoria.

El Obispo Lira insiste en la urgencia de un sistema migratorio adecuado que responda a la realidad actual. Un sistema que permita la migración ordenada y segura, que proteja los derechos de los migrantes y que contribuya al desarrollo de las comunidades. La falta de un sistema de este tipo solo genera más caos y sufrimiento, obligando a las personas a tomar caminos peligrosos y a vivir en la incertidumbre. La construcción de un futuro mejor para todos exige un compromiso real con la justicia, la solidaridad y la dignidad humana. Es un desafío que nos interpela como sociedad y nos llama a actuar con responsabilidad y compasión. La voz del Obispo Lira, eco de la voz de los migrantes, nos invita a reflexionar y a construir puentes de entendimiento en un mundo cada vez más interconectado.