
12 de junio de 2025 a las 04:25
Justicia ciudadana en Guerrero: ¿Límite o exceso?
La ola de justicia por mano propia continúa azotando Atoyac de Álvarez. Un nuevo caso de exhibición pública y humillación ha conmocionado a la población de esta región cafetalera de la Costa Grande, dejando al descubierto la creciente inseguridad y la desconfianza en las autoridades. Un joven, cuya identidad se desconoce, fue encontrado esta mañana atado a un poste de Telmex en la avenida Constitución, completamente desnudo y con visibles signos de haber sido golpeado. Una cartulina pegada a su pecho advertía: "esto me pasó por robar motos". La escena, lamentablemente, se ha vuelto demasiado familiar para los habitantes de Atoyac.
El joven, descalzo y sollozando, fue obligado a caminar por la principal avenida del municipio, ante la mirada atónita de decenas de personas. Muchos, en lugar de intervenir, documentaron el hecho con sus teléfonos celulares, compartiendo fotos y videos en redes sociales. Estas imágenes, que rápidamente se han viralizado, muestran la crudeza de la situación y la normalización de la violencia en la región. La pregunta que resuena en la mente de todos es ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo seguiremos viendo este tipo de actos en nuestras calles?
Este incidente no es un caso aislado. El pasado 22 de abril, un hecho similar se registró en la colonia Centro, donde tres hombres fueron exhibidos de la misma manera, también acusados de robo de motocicletas. De acuerdo con testimonios de los propios habitantes, esta práctica se ha vuelto alarmantemente común. En lo que va del año, se han documentado al menos dos casos similares, sumándose a los tres ocurridos en 2024. La impunidad y la falta de respuesta efectiva por parte de las autoridades parecen ser el caldo de cultivo perfecto para que estos actos de violencia se repitan.
La percepción de inseguridad ha llevado a la comunidad a tomar la justicia por sus propias manos, un camino peligroso que solo genera más violencia. Si bien es comprensible la frustración de la población ante la delincuencia, estos actos de humillación pública no son la solución. Es urgente que las autoridades implementen estrategias efectivas para combatir la delincuencia y devolver la tranquilidad a los habitantes de Atoyac.
La sociedad civil también tiene un papel importante que jugar. No podemos ser simples espectadores ante la violencia. Debemos denunciar estos hechos y exigir a las autoridades que cumplan con su deber de proteger a la ciudadanía. El silencio y la indiferencia solo contribuyen a perpetuar este ciclo de violencia. Es hora de alzar la voz y exigir un cambio. Atoyac merece vivir en paz.
¿Qué opinas de esta situación? Comparte tu opinión en los comentarios. Tu voz es importante.
Fuente: El Heraldo de México