La esperanza se tiñó de verde esmeralda en la noche guadalajareña. La imponente Torre de Especialidades del Hospital Civil, un faro en la urbe tapatía, irradió un verde vibrante, el color de la vida renovada, en un emotivo homenaje a la generosidad que florece incluso en los momentos más oscuros. Un acto de altruismo sin precedentes ha iluminado los pasillos del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde: por tercera vez en una sola semana, las paredes que han presenciado siglos de historia médica, fueron testigos de una donación multiorgánica y multitejidos, un hecho que marca un hito en la trayectoria de esta venerable institución.

En esta ocasión, el corazón generoso de una familia en duelo, ante la pérdida irreparable de un adolescente a causa de muerte encefálica, decidió transformar el dolor en un rayo de esperanza para otros. Su gesto, de una nobleza conmovedora, permitió la procuración de riñones, córneas e hígado, regalos de vida que florecerán en el cuerpo de cinco pacientes que aguardaban con ansias una segunda oportunidad.

Imaginen la angustia, la incertidumbre, la espera interminable en la lista de trasplantes. Imaginen la llegada de la noticia, la promesa de un nuevo comienzo, la posibilidad de un futuro que parecía desvanecerse. Gracias a esta donación, cuatro pacientes del Antiguo Hospital Civil, recibirán el preciado regalo de la vida: dos de ellos, la posibilidad de recuperar la función renal gracias al trasplante de riñones, y otros dos, la oportunidad de ver el mundo con nuevos ojos a través del trasplante de córneas.

Pero la generosidad de esta familia trascendió las fronteras de Jalisco. En una carrera contra el tiempo, el hígado del joven donante viajó por los aires rumbo a la Ciudad de México, portando consigo la promesa de un futuro para un pequeño paciente del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”. Un puente aéreo de esperanza, uniendo dos ciudades en un acto solidario que nos recuerda la fuerza de la compasión humana.

Este logro, sin embargo, no sería posible sin la sinfonía de esfuerzos coordinados dentro del Antiguo Hospital Civil. Desde la Coordinación de Donación, que trabaja incansablemente para sensibilizar a la población sobre la importancia de este acto, hasta la Unidad de Trasplantes, donde un equipo de profesionales altamente capacitados se encarga de llevar a cabo los complejos procedimientos quirúrgicos, pasando por los servicios de Neurocirugía, Radiología, Quirófanos, Anestesiología, Enfermería y Transportes; todos y cada uno de ellos, engranajes esenciales en esta maquinaria de la esperanza.

La luz verde que bañó la Torre de Especialidades no solo es un homenaje a la familia del donante, sino también un llamado a la reflexión para toda la sociedad. Nos invita a pensar en la posibilidad de trascender nuestras propias vidas, a contemplar la opción de convertirnos en donantes, a sembrar la semilla de la esperanza en el terreno fértil de la solidaridad. El Hospital Civil nos exhorta a fortalecer la cultura de la donación de órganos y tejidos, a convertirnos en eslabones de esta cadena de vida que puede transformar la existencia de quienes esperan un trasplante. Un gesto de amor que se perpetúa más allá de la propia existencia, un legado de vida que late en el cuerpo de otro.