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12 de junio de 2025 a las 17:15

Gordita de chicharrón ¿Buena o mala idea?

El irresistible aroma del chicharrón prensado, la suavidad de la masa de maíz recién hecha y la promesa de una satisfacción inmediata… la gordita de chicharrón se alza como un ícono de la comida callejera mexicana, una tentación difícil de resistir, especialmente para quienes buscan una opción rápida y económica para saciar el hambre. Pero, ¿qué hay detrás de esta deliciosa tradición? ¿Es realmente una opción saludable para el ajetreado ritmo de vida moderno? Adentrémonos en el fascinante mundo de la gordita de chicharrón y descubramos sus secretos.

Para muchos mexicanos, la gordita de chicharrón representa mucho más que un simple alimento; es un símbolo de identidad cultural, un recuerdo de la infancia, un sabor que evoca nostalgia. Desde las bulliciosas calles del centro histórico hasta los vibrantes tianguis de los barrios, la gordita se encuentra presente, ofreciendo una explosión de sabores a precios accesibles. Su popularidad radica en la combinación perfecta de texturas y sabores: la masa suave y esponjosa, el crujiente chicharrón, la frescura de los nopales, el toque picante de la salsa y la cremosidad del queso. Un festín para los sentidos que, sin embargo, esconde algunas verdades que debemos conocer.

Si bien es cierto que la gordita de chicharrón aporta energía rápida gracias a su contenido de carbohidratos y grasas, su consumo regular puede tener consecuencias negativas para nuestra salud. El chicharrón, al ser frito en aceite, a menudo reutilizado en los puestos callejeros, concentra una alta cantidad de grasas saturadas que pueden elevar los niveles de colesterol y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, el exceso de sodio presente en el chicharrón contribuye a la hipertensión arterial, un factor de riesgo para enfermedades del corazón.

Y no podemos olvidar el acompañante inseparable de la gordita: el refresco. Estas bebidas, cargadas de azúcar, representan una bomba calórica que se suma a la ya considerable carga de la gordita. El consumo excesivo de azúcar está directamente relacionado con el desarrollo de obesidad, diabetes tipo 2 y otros problemas metabólicos. De hecho, una sola botella de refresco puede contener más de la cantidad diaria de azúcar recomendada por la Organización Mundial de la Salud.

Entonces, ¿debemos renunciar por completo a este delicioso manjar? No necesariamente. La clave está en la moderación y en la elección de alternativas más saludables. Optar por una gordita preparada al comal en lugar de frita, reducir la cantidad de queso y crema, y acompañar la gordita con agua simple, agua de fruta natural sin azúcar o incluso un licuado de verduras, son pequeños cambios que pueden marcar una gran diferencia.

Recordemos que una alimentación balanceada es fundamental para mantener una buena salud. La gordita de chicharrón puede formar parte de nuestra dieta de manera ocasional, siempre y cuando seamos conscientes de su contenido calórico y la combinemos con otras opciones más nutritivas. Exploremos la riqueza de la gastronomía mexicana y descubramos la gran variedad de platillos saludables y deliciosos que nos ofrece nuestra cultura culinaria. La salud y el sabor pueden ir de la mano, ¡solo es cuestión de encontrar el equilibrio perfecto!

Fuente: El Heraldo de México